Del enfrentamiento social que se manifestó a partir del 18 de octubre de 2019, hemos pasado al choque de los relatos. Pero tejen esas narraciones sólo quienes siguen entre la espada y la pared. El levantamiento popular, sin embargo, no es ningún cuento.
Finalmente, se consumó el pacto entre el gobierno y la derecha para manejar los efectos del escándalo Hermosilla. Daño colateral o, más bien, sacrificio necesario: el juez Sergio Muñoz. Las lágrimas de cocodrilo del oficialismo por la destitución del magistrado no pueden ocultar que todo estaba arreglado desde el inicio.
Marcela Cubillos dobló su sueldo…, perdón, su apuesta. No le importa un comino lo que digan de ella ni de su mega sueldo. Sólo los muertos de hambre reclaman en contra de los 17 millones. Ella, sostiene, goza de la “libertad de trabajo” y de “contratación”. He aquí un malentendido.
Andrés Chadwick Piñera, ex jefe de la UDI, ex ministro y ex primo de Piñera, ex socio de Luis Hermosilla, había bajado el periscopio en medio de las revelaciones de los chats de su amigo. La derecha instrumentó una cuidadosa operación en el Congreso para protegerlo. Pero, para Chadwick, eso no es suficiente. Con un gesto teatral, quiere recordarles a todos que a él no lo deben tocar.
Carabineros atacó brutalmente a los participantes de una romería en recuerdo a los caídos de la dictadura militar. A la represión policial, se sumaron nuevamente civiles armados. Uno de ellos agredió a varias personas con un cuchillo. Causó la muerte de un joven, antes de ser resguardado por Carabineros. El gobierno celebró su “control del orden público” y anunció querellas por daños a ventanas y fachadas. El asesinato, sin embargo, no será objeto de medidas legales.
¿Pero cómo vamos a respetarlos a ustedes, señores burgueses, si ustedes son tan increíblemente imbéciles? Y cagones. Y cochinos. Las filtraciones de Hermosilla nos dan nuevas muestras de cómo piensa nuestra clase dominante. En este caso, en los intercambios entre el entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, el magnate Álvaro Jalaff y el consabido Luis Hermosilla, durante el levantamiento popular de 2019.
Las acusaciones constitucionales en contra de ministros de la Corte Suprema desde el primer segundo se convirtieron en el espectáculo barato que tan bien dominan los partidos del régimen. La idea -como siempre- es protegerse.
Señora Isabel Amor, ordinariamente, no le habríamos escrito ni nos habríamos interesado en su “caso”. El conflicto en el cual usted es la protagonista es sólo una disputa por un cargo. ¿Qué tenemos que ver nosotros con esas cosas? Se trata de pelea a la que nosotros no estamos invitados. Sabemos que los contendientes, eventualmente, se abuenarán, y nosotros, si tomamos un bando, quedaremos marcados.
Los “demócratas” -los “puros”, “de primera hora” y los “occidentales”- ya recibieron su notificación. El estado venezolano cerró la controversia de las elecciones presidenciales con un fallo del Tribunal Supremo de Justicia. Ahora, la lucha por el poder deberá manifestarse con su verdadero contenido.
Dos semanas después de las elecciones presidenciales venezolanas, la campaña para otorgarle el triunfo al candidato vicario de la oposición va perdiendo fuerza… y foco. La propuesta pública de Brasil, de un “gobierno de coalición” con el chavismo o nuevas elecciones bajo supervisión extranjera, fue furibundamente rechazada. La conclusión de todo esto es simple: Maduro no se va.
Así es la Eurocopa. Se juega a varios equipos. En la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, el “cordón sanitario” y el “frente republicano” en contra del partido de Le Pen funcionó a la perfección. En vez de lograr una mayoría absoluta, la ultraderecha quedó en el tercer lugar. La izquierda deberá ahora formar un gobierno que dependerá, sin embargo, de los deseos y decisiones del presidente Macron.
De azul a rojo, para ser más precisos. Luego de una década y media de desastres, finalmente los ‘tories’ dejan el poder. En su reemplazo, asumirá, con una cómoda mayoría, el Partido Laborista que ya prometió que continuará las políticas ruinosas de los conservadores.
A puro aguante, Julian Assange, el fundador de Wiki Leaks, conquistó su libertad luego de más de una década de persecución, encierro, calumnias y traiciones. La administración Biden le impuso un último suplicio: debió declarase culpable del delito de “espionaje”. Es el término que el imperialismo usa para designar… a la verdad.
En sólo tres horas, se derrumbó, con pena y sin gloria, la intentona golpista del general Juan José Zúñiga en Bolivia. El pueblo expulsó a los golpistas de la plaza Murillo de La Paz y el gobierno nombró un nuevo alto mando de las Fuerzas Armadas. Zúñiga fue detenido. Sin embargo, todo indica que esto fue sólo una prueba. Si el pueblo se confía de su rápido éxito y no toma las riendas de la situación, habrá un nuevo golpe… y esta vez en serio.
Una grabación revela como realmente es la clase burguesa, pero de verdad. El registro de una reunión entre el abogado Luis Hermosilla, el empresario Daniel Sauer y una operadora política, María Leonor Villalobos, muestra cómo roban, cómo coimean, cómo engañan y, sobre todo, cómo hablan cuando están entre ellos. En la ‘peni’ les pedirían un poquito de recato. Y no por los garabatos.
Y en el caso de Chile, dictamina que es “demasiado pequeño” como para producir vacunas. Así explicó el ministro de Economía el fracaso del proyecto de Sinovac en Chile. Alguien podría retrucar que el acceso a medios para salvar vidas no debiera ser un negocio. Pero el gobierno “de las transformaciones sociales” no piensa de ese modo.
Los partidos del régimen se deben a sus mandantes, aunque hagan negocios ilegales. En este caso, las isapres. Una “comisión técnica” del gobierno y el Senado se las rebuscó para rebajar el monto de lo que tienen que pagar. Pero eso no es lo peor…
La operación de salvataje a las AFP avanza a toda máquina, en el Congreso, con la llamada reforma previsional que el gobierno negocia con la derecha, y en el Consejo Constitucional, con la llamada norma “con mi plata no”. Mientras, la plata se esfuma. Desde enero de 2021 los fondos de pensiones han perdido más de 70 mil millones de dólares.