El mega-tarifazo eléctrico tiene preocupado al gobierno. Pero no por las cuentas de luz de los trabajadores. Esos, que se jodan. No, el ministro de Hacienda pidió a las grandes empresas “calma” y les prometió que también van a poder beneficiarse de los subsidios estatales para mitigar los aumentos.
Es tan grande el alza de la luz, que no es raro que los economistas empiecen a tirar líneas sobre lo que significará en el gran cuadro de las cosas. Por lo pronto, la inflación, cuya reducción venía más o menos, nomás, desmintiendo las “buenas noticias” del gobierno y las proyecciones de los propios expertos, va a subir y, no poco.
Y eso tiene consecuencias: la baja de las tasas de interés que prometió el Banco Central y la expectativa de “brotes verdes” en la actividad económica, se alejan. ¿Se viene un nuevo ajuste?
Para el gobierno, todo eso es alarmismo.
“Calma”, pidió el ministro de Hacienda, Mario Marcel. Según él, “más allá de décimas más, décimas menos, lo que debemos tener claro es que se trata de factores de oferta que influyen sobre la inflación, que no son aquellos en los cuales incide la política monetaria”.
Eso sí que es una idea nueva.
Pero calma, de verdad. El gobierno prometió que los grandes consumidores de energía podrán también tener una tajada de los subsidios estatales con los que se pretende mitigar el efecto social de las alzas de luz. Pobrecitos, necesitan ayuda también.
“En el caso particular de las compañías mineras va a haber efectos compensados, porque para ellas también se va a reducir el costo de la energía”, prometió Marcel. Los detalles de cómo va a funcionar eso ya vienen. Paciencia, por favor.
A las grandes transnacionales, dijo, se les va a “generar el mismo 7% que va a reducirse en general las tarifas, también los va a beneficiar a ellos, y por tanto el recargo que se aplica después básicamente compensa esa rebaja, así que las compañías mineras en este caso no van a tener un costo adicional”.
Pero a diferencia de los dueños del país, usted, friolenta lectora, electrodependiente lector, sin embargo, se va a tener que comer el “costo adicional”, nomás. Paciencia, Dios, dame paciencia.