La que “no tiene herramientas ni competencias, la vergonzosa Cubillos”, será la enemiga favorita de todos los profesores de Chile. Pero lo que ignoraban los docentes es que Marcela Cubillos es una colega de ellos. 17 millones le paga la Universidad San Sebastián ¡al mes! por… ¿hacer clases? No. Nunca tanto. O sea, lo de la plata, sí. Lo de dictar clases, por supuesto que no; eso sería trabajar.
Las revelaciones vienen de funcionarios descontentos de la propia casa de estudios. 17 millones de pesos al mes (brutos) gana Marcela Cubillos, ex diputada, ex constituyente, alcaldesa de Las Condes en espera y futura candidata presiden… ¡perdón, nos estamos adelantado!
Vamos por parte. La noticia fue divulgada por el periodista económico Iván Weissman, de El Mostrador, con buenes fuentes en el mundo financiero de Sanhattan.
Weissman ya había expuesto la historia que hay detrás del nombramiento del ex presidente del Frente Amplio, Diego Vela, a un cargo en la OCDE, en París. Breve resumen: allí vive su polola y hubo que mandar sumariamente a otra funcionaria al otro lado del Atlántico para hacerle un hueco a ese joven valor.
Pero esa es otra historia.
La de Marcela Cubillos Sigall es sencilla. Gana (o ganaba) 17 millones de pesos mensuales por clases que nunca hizo, incluyendo los períodos en que se mandaba a cambiar a España, a acompañar a su esposo, Andrés Allamand.
Éste, recordemos, dedicó su tiempo como canciller del gobierno de Piñera a hacer lobby para obtener el cargo de secretario general iberoamericano, un organismo multilateral impulsado por España.
Los dos constituyen una pareja moderna.
Pese a que, como congresistas, votaron en contra de la ley del divorcio, como personas privadas, apenas pudieron, dejaron atrás a sus respectivos ex -el “Cote” Silva, uno de jefes gremialistas de la UC, y a doña Bárbara Lyon Correa. Y ahora resulta que él, aunque tengo un puesto con más caché, gana menos que la Marcela, unos 10 mil euros al mes. ¡Háganse esa, feministas!
Cualquiera diría que, tratándose de una filtración anónima sobre un contrato de una empresa privada, el control de daños de Cubillos podría consistir, por ejemplo, en negar, en los términos más generales posibles, el monto del mega sueldo. Y, técnicamente, eso no sería mentir, porque seguramente no gana 17 millones cerrados, sino -por decir algo- 17.104.302 y 20 centavos.
Pero eso no es conocer a la displicente, la que no tiene herramientas ni competencias, la vergonzosa Marcela Cubillos.
Porque ella, simplemente ¡lo confirmó!
“Sí, dejé un muy buen trabajo para asumir la candidatura en Las Condes”, espetó por Twitter. Y agregó: “el año 2020 empecé a trabajar en la USS hasta agosto de este año”.
Interesante. Porque en ese período, entre julio de 2021 a julio de 2022, cae su tarea como convencional constituyente, por la que obtuvo, en total, $32.618.700.
Otro dirá que eso es escandaloso, pero ¿por qué? Si, para Marcela, al menos, eso es nada.
Piénselo: por un año -de dedicación exclusiva, que eso no se puede negar- obtuvo menos de dos sueldos de su universidad, en la que no hace nada.
Ahora ¿qué es esa casa de estudios y dónde sale tanta plata?
La plata sale, usted lo adivinó, del Estado, por medio del Crédito con Aval del Estado, y por lo que cobra a sus alumnos.
No es mal negocio.
En el período en que Cubillos gozó de su sueldazo, las ganancias de la USS aumentaron en 650% -de unos 4 millones de dólares en 2020, a casi 30 millones en 2021, en pleno período de pandemia. Los dos años siguientes, las ganancias se han mantenido en unos 20 millones de dólares.
De un comienzo más bien oscuro en Concepción, en los años ’90, la universidad fue sumando inversionistas, en la medida en que caía la plata del CAE.
Y mientras mejor anduvo el negocio, hubo más plata para repartir. En los últimos años, el perfil eminentemente comercial de la USS se amplió al de una cueva de la UDI y sus sectores adyacentes.
En junio pasado, Andrés Chadwick Piñera asumió como presidente de la junta directiva.
El jefe del grupo de Kast, Arturo Squella, es director de un “instituto” en esa universidad.
Funcionarios de Piñera, como el ex ministro de Felipe Ward, o el subsecretario de los negociados durante la pandemia, Arturo Zúñiga, ocupan importantes cargos. En realidad, ocuparon, al menos en el caso de Ward, que lo pillaron con las manos en la masa en los chats de Hermosilla, moviendo unos proyectos del grupo Patio. Y parece que eso no es todo, porque a Ward lo echaron, sin más trámite, de la universidad y de la muni de La Florida, donde tenía otro pituto bien remunerado.
Pero la USS tampoco se priva de los infinitos conocimientos académicos de algunos carcamales menores de la Concertación, como los operadores de los servicios de seguridad Felipe Harboe y Jorge Burgos.
Eso sí que es educación de calidad.
Estamos siendo sarcásticos, desde luego. Porque la USS, claramente, es más que una universidad de mercado. Es, como suele ocurrir, un remedo de partido o un centro de poder u ONG de alta gama, en que el capital va armando directamente sus proyectos políticos. Para qué disimular, se dicen: los coimeamos de una.
Además, las coimas son perfectamente legales. No va a ser Marcela la primera a la que pagan un sueldo sin trabajar.
Queda la pregunta ¿por qué nos enteramos de todo esto?
¿Quién, ay, quién, habrá sido el “alto directivo administrativo” que fue a contarle la historia al grandote del Waissman? ¿Y por qué?
Resulta que la Marcela tiene un plan. Todos lo saben.
En Las Condes ya aplicó el método que subyace a su plan: se fregó a la UDI, que quería mantener a la corrupta alcaldesa Peñaloza y a Kast, que quería imponer su hegemonía en una de las famosas tres comunas.
Lo mismo, se dice Marcela, se podría aplicar a nivel nacional.
Una vez que se haya embolsado un 88%, o algo así, de los votos en Las Condes, lo que quiere hacer es zamparse a la Evelyn.
Sí, esa misma, la que va puntera en las encuestas.
Lo único que tiene que hacer es convencer a Kast que acepte su condición inferior, lo que no es difícil, porque ¡vaya que es inferior ese tipo!
Y lo otro es molestar, incomodar y provocar a la Matthei hasta que le dé la cosa y tire la esponja. Eso también es fácil, porque Evelyn es muy, pero muy fosforita.
Y, voilà, nos tenemos, shegun Marshela, una perfecta mezcla entre Bolsonaro y Milei, José Toribio Merino y Hermann Göring, que llegaría a la presidencia porque, ese es el acuerdo, ahora le toca a la derecha.
Ese es el plan, al menos.
Cualquiera que sapeó a Marcela con los 17 palos de “docencia” también lo tuvo en cuenta.
Pero, como siempre ocurre con los fachos, eshto no va a quedar ashí.