Lo sentimos por los arrivistes y parvenus, por los européens de dernière minute, pero, esta vez, ganó América. O Argentina, que es lo mismo. Y lo hizo a su modo: sudaca, sufrido y absolutamente sublime.
En Perú hoy se cuentan en 22 los muertos por la represión policial. El régimen repite como loro el guión aprendido: en las protestas hay intervención terrorista. Y para reprimir al ocupan los mismos métodos: balines, montajes y amedrentamiento. Pero el pueblo, siempre en original, porque la historia no se repite, va hacia adelante con paso de gigante.
Con el correr de las horas, se confirmó que ocho personas fueron asesinadas por militares el jueves en Ayacucho. La masacre no ha detenido las protestas en todo el país, que siguen causando nuevas víctimas mortales. El intento del régimen de buscar una salida política fracasó en el Congreso.
El gobierno golpista peruano busca salvarse con el despliegue del ejército, el apoyo de Estados Unidos y de los países serviles a Washington -entre ellos Chile- y -¡qué novedad!- un “acuerdo nacional”. Pero la insurgencia popular no cesa.
Entre las muchas notas sobre lo que sucedió hoy en Perú, las hay singulares, como la de la “pesadilla que vivieron tres turistas colombianas atrapadas en Cuzco”. Pesadilla es la que tiene Dina Boluarte, presidenta interina del Perú. La insurgencia toma fuerza. Hoy tuvo que decretar estado de emergencia en todo el país y anunciar un adelanto de las elecciones.
Hoy en Perú, sin adjetivos, un reporte de las diversas agencias noticiosas y medios peruanos sobre la insurgencia popular. “Las manifestaciones se recrudecen en varias regiones del Perú. Cusco suspendió vuelos y trenes hacia Machu Picchu afectando a miles de turistas, mientras que en Arequipa siguen las restricciones. Siguen los bloqueos de las principales vías de acceso a Lima y a otras ciudades del país”
La presidenta interina Dina Boluarte decretó el estado de emergencia en varias regiones del país. Lo que comenzó en Andahuaylas, al sur de Perú, se ha extendido como un reguero de pólvora y ahora avanza hacia el norte la insurgencia popular. En otra medida desesperada y de último minuto, Boluarte decidió mandar a cada uno de sus ministros a cada región levantada. Para dialogar, dice.
Las movilizaciones en contra del régimen en Perú se extienden. También la represión. Reportes hablan de dos muertos. Mientras, el nuevo gobierno, impuesto tras el golpe parlamentario, está aprendiendo que no tendrá tregua. Para el martes, llaman a un paro nacional.
Después del golpe parlamentario que terminó con el gobierno de Pedro Castillo en Perú, surgen las primeras protestas populares. Su exigencia es que se vayan todos. Los dirigentes del régimen, sin embargo, lo único que quieren es quedarse.
Luego de varios intentos, se consumó la destitución del presidente del Perú, Pedro Castillo. El golpe, digitado por las Fuerzas Armadas y la derecha, agrupó a gran parte del régimen en contra del debilitado y aislado mandatario. Su intento desesperado por frenar el golpe en ciernes sirvió de pretexto para que los “demócratas” de toda laya salieran en defensa de los verdaderos golpistas.