“La verdadera realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido”, dijo alguna vez Eduardo Galeano. Y esa suerte la corremos como hermanos todos los pueblos latinoamericanos. Todos los trabajadores del mundo.
En Río de Janeiro, específicamente en la favela Jacarezinho, la policía civil, asesinó a 25 personas. Se trata de ejecuciones extrajudiciales hechas por fuerzas policiales amparadas por el régimen de Bolsonaro.
Mientras los partidos ya negocian con el régimen de Duque-Uribe, el pueblo sigue en las calles, aguantando la represión de policías, militares y sicarios privados.
Estados Unidos ha comenzado la retirada de sus fuerzas en Afganistán, que culminará el 11 de septiembre de este año. Después de 20 años del inicio de la ocupación y de miles de muertos, han debido entregar el territorio a los talibanes, sus contrincantes en la “guerra eterna”.
En su lenguaje técnico, el INE informó hoy que 10 de 12 divisiones tuvieron alzas positivas, provocando el aumento del IPC. Una bonita manera de decir que nuevamente subió el pan.
No fue el impuesto a los súper ricos, ni el royalty a las mineras, ni el plebiscito, ni la nueva Constitución. Los Matte, Luksic, Piñera, Yarur, grupo Bethia entre otros, de acuerdo con la balanza de pago del Banco Central a diciembre de 2020, “sacaron del país” cerca de US$8.000 millones.
Como si anduviera a sus anchas en San Antonio con Alameda, la Comisión del Mercados Financieros quiere robarles a los pensionados de rentas vitalicias que retiren su 10%. Emitió un instructivo que les aplica un descuento mensual en esa misma proporción hasta el día de su muerte, y no hasta que hayan reintegrado el retiro. Ese el poder del capital financiero.
La violencia de la policía, aunada con el paramilitarismo colombiano, aumenta. Un joven, Lucas Villa, recibió ocho disparos de “desconocidos”. Está con muerte cerebral. Las centrales sindicales se reunirán con Duque el 10 de mayo. Pero la calle no da señales de parar. De aquí en más, será ella la que imponga la pauta.