Estados Unidos ha comenzado la retirada de sus fuerzas en Afganistán, que culminará el 11 de septiembre de este año. Después de 20 años del inicio de la ocupación y de miles de muertos, han debido entregar el territorio a los talibanes, sus contrincantes en la “guerra eterna”.
Afganistán ha tenido diversos regímenes en los últimos 50 años. Pasó de monarquía a república. Luego, en 1978, se convirtió en república democrática, acercándose a la Unión Soviética. La URSS intervino en la lucha contra los muyahidines, que operaban desde Pakistán y eran financiados por Estados Unidos. En su período de declive, Moscú retiró sus fuerzas del país, desatándose una larga guerra civil entre distintas facciones. En 1998, los talibanes se hacen del poder y crean el Emirato Islámico de Afganistán.
La invasión a Afganistán comenzó como una respuesta a los atentados del 11 de septiembre del 2001 en suelo estadounidense. Era la primera operación de lo que se conocería como la “guerra global contra el terrorismo”. Ante la negativa de los talibanes de dejar de ayudar a Al Qaeda, las tropas de la OTAN, encabezadas por Estados Unidos, invaden Afganistán y derrotan a los talibanes. Instauran una débil República Islámica de Afganistán, pues desde ese momento comienza otra guerra, que todavía no termina.
Como ya sabemos, Estados Unidos empezó esta guerra buscando a Osama Bin Laden, quien estaba en Pakistán. Sus hombres, en un comienzo apoyados por los mismos estadounidenses y los sauditas, mutarían en Al Qaeda y luego, tras la invasión a Irak, en el Estado Islámico o DAESH. Por las casualidades del destino ese grupo, en general, no ataca ni a los israelíes, ni a los sauditas, ni a los norteamericanos, sino, más bien a gobiernos que se oponen a esos países.
Tras años de lucha, en el año 2020, se iniciaron, bajo Trump, las negociaciones entre el gobierno y los talibanes para llegar a la paz y la creación de un nuevo gobierno. Esto dio pábulo para que las tropas estadounidenses pudieran salir del país, lo que quedó refrendado por el presidente Joe Biden que dio como plazo final para la retirada el 11 de septiembre de este año. Con esto se acaba la guerra para los Estados Unidos.
Los más de 160.000 afganos muertos y 3.000 de la coalición extranjera fueron sólo parte de un conflicto que se alargó en el tiempo y que mantuvo por años a tropas beligerantes.
Pese a que aún existe un gobierno afgano, en los hechos, los talibanes se harán del poder una vez que se retiren las últimas tropas extranjeras.
20 años, un círculo perfecto.
Para los estadounidenses, que practican una estrategia de oportunidad, Afganistán sólo fue un objetivo apetecible para arrastrar a todos los países a una guerra contra el terrorismo en un mundo unipolar. Hoy, cuando tienen una debilidad evidente, regresan sin haber acabado su tarea e incluso se cuestiona su supremacía política y militar en el orbe. Como dijo su presidente: se transformó en una guerra eterna.