Grandes capitales abandonan el buque

No fue el impuesto a los súper ricos, ni el royalty a las mineras, ni el plebiscito, ni la nueva Constitución. Los Matte, Luksic, Piñera, Yarur, grupo Bethia entre otros, de acuerdo con la balanza de pago del Banco Central a diciembre de 2020, “sacaron del país” cerca de US$8.000 millones.

No es el impuesto a los súper ricos, ni el royalty a las mineras, ni el plebiscito, ni la nueva Constitución. Los Matte, Luksic, Piñera, Yarur, el grupo Bethia, entre otros, de acuerdo con la balanza de pago del Banco Central a diciembre de 2020, “sacaron del país” cerca de US$8.000 millones.

En realidad, luego de octubre de 2019 los ricos comenzaron a sacar más y más dinero, en una decidida campaña de fuga de capitales. Las razones son bien evidentes para quienes vivimos de nuestro trabajo. Como siempre, los grandes empresarios y familias ricas de este país, decidieron refugiar su dinero de la crisis política y la deteriorada economía nacional para que los trabajadores paguemos los costos de la crisis.

Los Estados Unidos son el destino preferido. Aseguran que allá se les garantiza mayor estabilidad política y social, así como certeza jurídica para sus “inversiones”. Hablan de diversificar riesgos y aprovechar nuevas oportunidades de negocio. Debaten entre la inversión indirecta con sociedades chilenas, pero con contabilidad en dólares o derechamente cambiar su domicilio tributario a otro país. Mientras, quienes levantamos este país día a día con el trabajo, sólo conversamos sobre cómo llegar a fin de mes o encontrar rápidamente un trabajo.

Tienen miedo

Lo que subyace a esta fuga de capitales es el pánico manifiesto al poder del pueblo de Chile. A la posibilidad cierta de que sean los trabajadores organizados y movilizados quienes comiencen a dirigir los destinos del país y con ello, pierdan el Estado cautivo y su riqueza mal habida, resultado de la explotación y pobreza de millones de trabajadores.

Ya no confían en su propio orden institucional, ni en los partidos políticos que “financian”. Sospechan que, pese a las bondadosas ventajas tributarias y financieras que el sistema les ofrece, pueden perder todo. Por esta razón están protegiendo físicamente su riqueza mediante una custodia en el extranjero.

¿Patriotas?

Saben que este año tienen mucho que perder y no se equivocan. El padecimiento del pueblo chileno de los efectos de la crisis política, sanitaria, económica, un gobierno en los hechos depuesto, partidos políticos sin capacidad de acción, instituciones en el descrédito por la corrupción, una seguidilla de elecciones que vaticina una gran catástrofe electoral para sus partidos e intereses, configuran lo que ellos denominan “un marco de riesgos” muy por encima de lo que observaron en octubre de 2019.

Todos sabemos que a esta clase de personas no les interesa su país, menos su pueblo. Únicamente pretenden ganar plata, no les interesa contribuir, ni invertir en su país, ni volverlo más productivo. No dudarían un segundo en dejar sin un peso a este país, si pudieran. Sólo han demostrado una cosa a lo largo de todos estos años: voluntad para super-explotar a los trabajadores y los recursos naturales. Pronto todo esto cambiará, para desgracia de ellos y la fortuna, esta vez, de millones.