Una multitudinaria marcha recorrió la ciudad de Buenos Aires para confluir en la Plaza de Mayo en la conmemoración de los 47 años transcurridos desde el golpe militar y su genocida dictadura civil-militar: el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
La jornada en huelga general en Francia de este jueves sacó a millones de personas a las calles y detuvo las actividades económicas del país. Como queriendo avivar la ira, el presidente Macron había dicho en la víspera que las protestas sólo representaban a una multitud sin legitimidad. Debió comerse sus palabras.
Por un margen muy pequeño, el parlamento rechazó la moción de censura en contra del gobierno, luego de que éste hubiese aprobado por decreto la reforma previsional de Macron. La consecuencia es clara: la decisión de este conflicto pasa del parlamento a las masivas movilizaciones populares.
A último momento, presionado por las manifestaciones populares y ante el riesgo de una derrota política, el presidente francés Emanuel Macron apostó todo por el todo y decidió aprobar el aumento de la edad de jubilación sin un voto parlamentario. Lanzó su desafío contra el pueblo movilizado, que ahora no tiene otra opción sino intensificar su lucha.
Fue noticia mundial. Toneladas de basura acumuladas en las calles de Paris. Esto por el paro de los trabajadores recolectores de basura, sumados a una movilización nacional contra la reforma al sistema de pensiones que quiere aumentar la edad de jubilación.
No son sólo los trabajadores, también los comerciantes y transportistas de la zona más conflictiva desde que se inició la insurrección popular en Perú, Puno, los que agudizan la movilización, luego del asesinato de los soldados. Dina y el congreso corrupto deben irse ¡ya!
La lucha en contra de la reforma de pensiones del gobierno sacude a Francia. Desde el martes, en que 3,5 millones de personas salieron a la calle, la huelga general continúa con paros escalonados en las principales industrias del país.
Para el régimen, la vida del pueblo no vale nada. Ya sea un trabajador, un campesino, un indígena o un soldado. Seis en total son los muchachos muertos, soldados rasos, enviados a reprimir a su pueblo, aunque en ello se les fuera la vida. Porque para el patrón y su mandamás, la vida del pueblo no vale nada.
Las manifestaciones en Perú no se detienen. Hoy miércoles, 37 vías se mantenían bloqueadas. Nuevamente Puno es epicentro de masivas marchas contra el gobierno de Dina Boluarte que, en un intento vano de dar señales de control, anunció reparaciones para las víctimas a la vez que enviaba un proyecto de ley para aumentar las penas a “delitos” cometidos en el contexto de las crisis políticas del régimen.
Con una espectacular visita relámpago a Kiev, el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, hizo su contribución a la guerra propagandística sobre Ucrania. Por comprensible precaución, concordó su viaje con las autoridades rusas. La guerra real, sin embargo, continúa con su lento y mortífero ritmo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, firmó en la localidad de Bacadéhuachi, en las sierras del estado de Sonora, el decreto que nacionaliza el litio. “Ningún extranjero podrá explotar litio en México”, declaró el mandatario.
En Perú, el pueblo lleva pidiendo el término de la presidencia de Boluarte, no sólo porque se hizo del poder ilegítimamente, sino por la represión desatada en contra de los manifestantes.
Cinco grandes movilizaciones en un mes han sacudido a Francia. Para inicios de marzo se ha convocado a una gran huelga general. El gobierno, sin embargo, pretende apurar la tramitación de su proyecto de “reforma de pensiones” en el parlamento.
“Volar” es una forma de decir, porque las explosiones de septiembre pasado ocurrieron bajo agua. Pero ¿quién lo hizo? ¿Quién está detrás de uno de los mayores atentados a “infraestructura estratégica” ruso-alemana en medio de una guerra? Adivine, estimado lector, entrañable lectora, adivine.