Décima jornada de acción. Dos millones de personas en las calles. Y el gobierno de Macron no quiere ceder y lanza más fuerzas de seguridad a reprimir. Los enfrentamientos recrudecen y la pelea continúa y, también, la disputa sobre continuar el movimiento.
La prensa burguesa francesa mostró un muy contenido y discreto júbilo. Mientras el jueves pasado se manifestaron 3,5 millones de personas, este martes “sólo” fueron dos millones. Según la opinión oficial, la estrategia de culpar a los sindicatos convocantes de “la violencia” estaría dando frutos.
Pero los mismos editores no pudieron ocultar su preocupación por un nuevo fenómeno. La creciente participación de los estudiantes secundarios en las movilizaciones. 500 liceos en todo el país amanecieron “bloqueados” por piquetes de escolares.
Para asegurarse de que todo transcurriera en absoluta paz y armonía, el gobierno desplegó, de a más 13 mil agentes de la policía y la gendarmería. La salvaje represión desatada no cuenta, por supuesto, como “violencia”.
El problema es que incluso las tentativas de negociación promovidos por los sectores más conciliadores de las confederaciones sindicales son recibidas con una cerrada negativa.
La Confederación Francesa Democrática del Trabajo, que tiene su origen en los gremios amarillos organizados por la Iglesia Católica y representa tradicionalmente al sector pro-patronal de los sindicatos, propuso poner “en pausa” la aplicación de la ley que aumenta la edad de jubilación. Durante ese período, señalaron los dirigentes, podría intentarse una mediación.
El portazo desde el Palacio Elíseo, la sede presidencial, fue inmediato. “No hay necesidad de mediación”, respondió un portavoz.
La propuesta provocó un terremoto también en la histórica central laboral, la CGT, que realizó este martes su congreso reglamentario. “¿¡Quién te dio un mandato para una mediación!?”, espetó uno de los dirigentes al secretario general saliente, Philippe Martínez. De manera inédita, el congreso rechazó el informe de la dirección sindical, en una muestra de un creciente impulso a ponerle más combatividad a las movilizaciones.
El jueves 6 de abril habrá una jornada de acción.