Mientras Estados Unidos ha pasado, en apariencia, a un segundo plano, las naciones europeas se deshacen en iniciativas para incrementar la presión bélica. El único problema: nadie dirige nada.
“Los defensores de la libertad” han llevado su campaña en contra del gobierno ruso a un verdadero frenesí. Las acciones de las potencias imperialistas en contra de países pequeños, como Cuba o Venezuela, se trasladan ahora, que van en contra de Rusia, a una escala mundial, sin precedentes y sin límites.
Luego de cuatro días de combates y de una incesante guerra propagandística, el régimen de Ucrania finalmente aceptó participar de negociaciones con Rusia. Pocas horas antes, Vladimir Putin había aumentado la tensión mundial al declarar “activadas” sus fuerzas nucleares, en un mensaje a las potencias occidentales.
Una pléyade de mandatarios de países latinoamericanos trató de mostrar sus cualidades de líderes mundiales exhortando a la finalización de un conflicto en las antípodas del mundo. Muchos de ellos han tratado a su pueblo de la misma manera en que Ucrania trataba a su población del Este, violando sus derechos humanos, encarcelándolos y matándolos.
Podría ser cortar y pegar. Cuando leemos sobre el Caracazo, el gran levantamiento popular venezolano de fines de los 80, leemos sobre el levantamiento popular chileno. Comenzó en Guarenas, un pueblo cercano a Caracas, por el alza del transporte y se extendió como la pólvora, con fuerza imparable, en todo el país.
Cuando terminen las hostilidades en Ucrania -que eso ocurra pronto es una simple hipótesis entre otras, más amenazantes- una de las formas en que será recordado, desde el punto de vista técnico, el enfrentamiento bélico será la de la “guerra de la jabalina” o, más preciso, del Javelin, la moderna arma anti-tanques estadounidense.
El freno al avance ruso en Ucrania, decretado por Moscú el viernes, a la espera de una definición del régimen local, no logró el objetivo deseado. El gobierno de Kiev busca retrasar la definición. La consecuencia es que las operaciones serán más cruentas y destructivas.
Las potencias occidentales acordaron desconectar a varios bancos rusos de SWIFT, una red que procesa y valida los pagos transacciones comerciales a nivel mundial. Esas sanciones podrían tener el efecto contrario al esperado.
Lo llenaron de epítetos poco amables, de lado y lado y por todos lados. Fue necesario que el periodista estrella de Luksic fuera a pasar frío a la frontera polaca-ucraniana como “reportero de guerra” para quedar expuesto en lo que es: un servil pusilánime de los intereses patronales. Una pequeña venganza de las redes sociales nunca está demás.
Un día después de la “operación militar especial” rusa en Ucrania, los atacantes han ralentizado su avance, a la espera de una definición del régimen de Kiev. Ya hay señales de posibles negociaciones de un cese al fuego. Luego de las sanciones anunciadas el jueves, las potencias occidentales se han remitido a gestos mayormente simbólicos.