Porque hay que ser muy penca para cerrar un trato con la derecha para nombrar al más corrupto de los fiscales como jefe del Ministerio Público y que esos mismos senadores, igual de ladrones y vendidos, te lo rechacen con el argumento de que el candidato es demasiado indecente.
Muchos seguidores del gobierno -esos existen, sobre todo en los ministerios- quedaron espantados cuando se enteraron de quién era el candidato a fiscal nacional nominado por el presidente Boric.
No era para menos. Se trata de un mafioso que debería estar tras las rejas y no acusando a otra gente de cometer delitos.
Pero ¿qué iban a hacer? El gobierno liberal-progresista, feminista, ecológico, inter-pluri decolonial, había nombrado a José Morales, un facho redomado y venal hasta los huesos. Debía ser una estrategia, aventuraron algunos. Debe haber alguna contraprestación positiva. Es lo que hay que hacer cuando no se tiene la mayoría en el Congreso, se consolaron.
En la medida en que se acercaba la votación, aparecían las diversas proezas de Morales. Incluso, en las audiencias de la comisión de Constitución de la cámara alta, más de algún senador se las enrostró a un inmutable postulante, experto, claramente, en hacerse el de las chacras.
Pero este miércoles, las muy capaces ministras Ana Lya Uriarte y Carolina Tohá tuvieron que sonar la señal de alarma. Necesitaban 33 votos de un total de cincuenta.
Había dos que claramente eran contrarios, el de Fabiola Campillai y del Bianchi chico, de Punta Arenas. Había aparecido otro, el ex PPD, ex PRI, ex PRO, ex Frente Amplio y actual FRVS (no pregunten), Esteban Velásquez, que también había dicho que jamás votaría por Morales.
Varios de los presuntos adherentes a su candidatura, como Felipe Kast, de Evópoli, o la DC Yasna Provoste, muy inconvenientemente se habían ido de viaje.
Quedaban los socialistas y los PPD. Esos estaban alineados.
Pero… siempre aparece el puertomontino Fidel Espinoza. Ese no deja de molestar al gobierno en todo, sólo porque no le nombraron una seremi, muy amiga de él, que él pidió. Si el hombre estuvo por el Rechazo, y sólo por eso. Menos iba a ponerse con un voto para Morales, si no ganaba nada para él.
Otro problema: Gastón Saavedra de la llamada mafia PS de la Octava Región. Ese también siempre tiene juego propio.
La UDI estaba, por supuesto, detrás de su candidato como una falange griega, con excepción de Sandoval, de Aysén, que había hecho lobby por su socio, el fiscal regional de allá.
Y quedaba el problema de la “izquierda”. Los dos senadores del PC, Daniel Núñez y Claudia Pascual, y “el curita”, Juan Ignacio Latorre, de RD. ¿Cómo les explicarían a sus electores un voto a favor de Morales? ¿Estarían dispuestos a quedar para siempre con esa mancha de haber favorecido a un reaccionario sin moral en un cargo de tanta importancia?
Claro que sí.
¿Qué le hace una mancha más a la hiena, si ya tiene montones?
Con algo de lobby de las muy capaces ministras Uriarte y Tohá, se inclinaron ante el altar de lo que el presidente había negociado personalmente con su amigo Javier Macaya de la UDI.
El problema de este juego sucio de la cocina corrupta es que no hay que dejar cabos sueltos. Siempre hay uno que quiere algo y que no hay que despreciar.
Bueno, a las muy capaces ministras se les olvidó ver qué pasaba con los de RN; qué deseaban, qué necesitaban, en qué podían servirles.
Y ¡zas! llegó el momento de la verdad o, mejor dicho, de la humillación suprema, una vez más, para este muy inepto gobierno.
Una parte de la derecha se desmarcó y los dejó en off-side. Dos votos faltaron; no hizo falta el VAR.
Derrotado, humillado, ridiculizado, manchado para siempre con una pegajosa y maloliente suciedad, el Ejecutivo tiene que empezar todo de nuevo y, si cabe, en peores condiciones.
Muy brillante.
Pero, al menos, sus funcionarios, o sea, sus adherentes, dirán que se trata de “una estrategia”.
Todo planificado: epto, nunca inepto.