En la medida en que pasan los días, queda en evidencia la magnitud del montaje que sirvió de pretexto para el ataque represivo en contra de Villa Francia. El gobierno se ufana de su “golpe”. No se molesta en esconder que el origen de la provocación está en La Moneda.
En el aniversario del deceso de Luisa Toledo, la policía asaltó las sedes de organizaciones sociales de Villa Francia. El gobierno celebró la agresión, realizada con el mismo pretexto empleada durante la dictadura: “armas y extremistas”.
La condena a 23 años de cárcel al werken de la Coordinadora Arauco-Malleco Héctor Llaitul coincide con el frenesí de nuevas leyes represivas. No se trata de una casualidad. Pero detrás de la desmesura y la venganza sólo se esconde la debilidad del régimen y el miedo de sus dirigentes.
“No somos una disidencia controlada”. Los dirigentes de la CUT niegan lo evidente. Y de paso, nos regalan una ingeniosa fórmula para describirlos. Este 1º Mayo, los trabajadores no podrán celebrar logros ni conquistas. Sólo la convicción de que, como siempre, sólo pueden confiar en sus propias fuerzas. Sólo pueden seguir su propio camino.
Suena cruel. Y lo es. El asesinato de tres funcionarios de Carabineros, en circunstancias poco claras, tuvo la conclusión que todo el mundo esperaba. Detrás de los llamados a “la guerra”, a “copar Chile” y las “respuestas militares proporcionales”, siempre se escondió el propósito de salvar de la persecución criminal al mando corrupto de la policía uniformada. Eso, por lo visto, requiere de ciertos sacrificios.
Ansiosos de hacerse parte de los planes cada vez más agresivos de Washington en la región, y presionados por pacos, fachos y su propia coalición, el gobierno decidió dárselas de enérgico y decidido en contra de Venezuela. Todo salió mal, como siempre.
El gobierno, la derecha, los pacos, los ratis, los fiscales, los jueces… y tantos más tienen una idea fija: hay que enterrar el asunto del abogado Hermosilla con el menor dolor posible. No resultará difícil. Tienen experiencia. Hasta que, de nuevo, quede en evidencia que son todos narcos.
Horas después de que los pacos allanaran la mansión del jefe de la PDI y su cuartel central, renunció el director general de Investigaciones, Sergio Muñoz. El rati está envuelto en una intriga de alto calibre, debido a sus conexiones con Luis Hermosilla, el abogado de Piñera y del principal asesor de Boric.
Aunque hoy el calzado “táctico” sea mucho más ligero que antaño, nunca faltan los que sienten un extraño placer en colocarse en esa incómoda posición. El gobierno de Boric tiene una especial fijación con esas fantasías.
El segundo aniversario del gobierno de Gabriel Boric prohíbe un balance político, como sería habitual. La nada misma no puede ser evaluada. En cambio, sí es posible constatar la continuidad de las políticas de Piñera, aunque en una versión de ajuste y austeridad neoliberales, además de la implementación de las “ideas” más salientes del programa electoral de José Antonio Kast. ¿Es esto… paradójico? Menos de lo que parece.
La gran cantidad de participantes y la “buena onda” de la marcha del Día Internacional de la Mujer no pueden ocultar el retroceso que vive el movimiento de la mujer, cooptado por el progresismo liberal.
Un misterioso caso policial, el secuestro -o, quizás, sólo su escenificación- de un ex-militar venezolano pasó del impacto inicial a la acostumbrada comedia nacional. El trasfondo, sin embargo, son los conocidos nexos entre diversos actores locales y el golpismo en Venezuela.
La AIT -Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras- convoca a mitin en Concepción a 11 años del asesinato del dirigente sindical.
El gobierno publicó las actas de la reunión del Consejo de Seguridad Nacional realizado el pasado 5 de febrero. Habría hecho mejor en calificar las deliberaciones como secreto de Estado, por razones, justamente, de seguridad nacional. Ahora todo el mundo sabe cómo es el Estado chileno por dentro. Y no es muy bonito. Pero sí, chistoso.