La celebración anticipada y pública de su victoria judicial -una condena de sólo seis años por abuso sexual, que podría diluirse con maniobras jurídicas- le salió como el famoso tiro por la proverbial culata al patrón de Placilla, Eduardo Macaya, y a su hijo, el jefe de la UDI. Ahora todos se vuelven en contra del reo, hasta que el asunto pase al olvido y todo pueda volver a la normalidad.