El cuarto retiro del 10% de los fondos de las AFP avanza en su trámite legislativo en comisión de Constitución de la Cámara de Diputados. Se rechazó la “letra chica” impulsada por Gabriel Boric. Pero esa es sólo una de las maniobras en torno al proyecto. El próximo martes se votaría en la sala.
El gobierno comenzó el día con su decisión de ponerle “discusión inmediata” al proyecto del cuarto retiro. El Ejecutivo sostuvo que quiere zanjar, “a través de su pronta votación y a la mayor brevedad posible, el rechazo de la presente propuesta de reforma constitucional y, a través de ello, obtener certeza jurídica para reducir los impactos financieros, inflacionarios, de tasas de interés, entre otros efectos macroeconómicos, que genera la prolongación de su discusión y, más aún, su eventual y negativa aprobación”.
La noticia bomba, en ojos del gobierno y de la prensa comercial, era de hidrógeno. Pero en realidad, de ser una bomba, era de agua, esas que arman los chicos con globos de cumpleaños.
“Discusión inmediata” significa que un proyecto debe tramitarse en tres días, se entiende que hábiles; además, la definición de “día” de nuestro Congreso es bien elástica. Por ejemplo, el viernes está prácticamente eliminado del calendario. Sólo en casos de máxima emergencia nacional (o de ellos), diputados y senadores sesionan justo antes del fin de semana.
El punto es que el gobierno forzaba que el cuarto retiro, en general y en particular, es decir, con las indicaciones que modifican la propuesta base, se debía votar el próximo martes. Lo chistoso de la supuesta “medida de presión” es que el gobierno sólo la presentó después de que la mesa de la Cámara hubiese fijado ese mismo martes como fecha para despachar el proyecto.
Como con los tres retiros, el gobierno recurre a su fracaso serial. En la comisión se vieron parte de las indicaciones, relacionadas con las rentas vitalicias, la posibilidad de retirar el 100% de los fondos y la “letra chica de Boric”.
El candidato presidencial había dicho que se oponía a un cuarto retiro, un gesto más al gran capital y a la derecha. Sus colegas diputados del Frente Amplio, sin embargo, le explicaron que, si quería suicidarse políticamente, lo hiciera él solito, porque ellos ni locos iban a arriesgar su reelección al parlamento.
El GPS político del FA entró en modo de “recalculando, recalculando”. Al final, no dieron con nada mejor que aprobar el cuarto retiro, pero con condiciones; de hecho, las mismas que había impuesto Piñera cuando se realizó el segundo retiro en diciembre de 2020. Sus aliados del PC tuvieron que agachar el moño para no dañar la “autoridad” de su candidato presidencial.
Pero la comisión paró en seco esas indicaciones. Antes de siquiera votarlas, las declaró inadmisibles, por un problema formal. Todos los demás, la derecha, la Concertación y la diputada Pamela Jiles, por razones distintas, pero convergentes, se rieron por debajo de sus mascarillas de la pequeña humillación a la alianza FA-PC.
Queda una sesión, o dos, de la comisión y ya la próxima semana, la sala de la cámara va a votar.
Hasta entonces, habrá más y más movidas para frenar el retiro de los fondos.