El fecundo compositor, poeta, y cantautor Patricio Manns se encuentra hospitalizado desde este miércoles con pronóstico reservado.
Reza en la dedicatoria que le hiciera en 1977 de su Cantología, en ese momento inédita, a Robert Pring-Mill: “Las canciones son el brazo armado de la poesía, no porque disparan sino porque sangran más”. Esta frase de bella composición representa la faz poética de este artista.
Patricio Manns es una de las más grandes figuras de la música chilena, pero es así mismo uno de los escritores más notables del siglo XX. Aunque en esta faceta no sea tan popular como en la de cantautor.
Según el reconocido intelectual inglés, Raymond Williams: “Solo tenemos una interrogante auténtica. ¿Dónde nos situamos nosotros? […] ¿Nos identificamos con los siervos, los colonos, los campesinos fronterizos, los aldeanos? ¿O con el orden abstracto para el cual, a través de sucesivas generaciones, cientos de miles de hombres solo fueron instrumentos? […] ¿Dónde nos identificamos, a medida que el orden evoluciona en nuevos tipos de orden?”. Se trata de tomar posición, finalmente, y la posición de Manns siempre ha estado del lado de los oprimidos, del lado de su pueblo.
Desde canciones iniciales como “Arriba en la cordillera”, “En Lota la noche es brava”, o la inolvidable “Elegía para una muchacha roja”, hasta el lamento desde el exilio, “Cuando me acuerdo de mi país”, quizás la más bella canción compuesta con este motivo, o el extraordinario canto de amor de su “Balada de los amantes del camino de Tavernay”, Manns no evitó jamás definirse. En la lucha por conquistar la dignidad, el pueblo siempre ha contado con él como un incorruptible defensor de su causa.
Sus novelas también refrendan esta voluntad. Y la historia particular de su compromiso político. Probablemente ese ha sido el más claro de los motivos para entender porque la siempre conservadora academia se ha negado una y otra vez a otorgarle el premio nacional de literatura que vocean y exigen los que saben desde hace mucho.
Quizás ha llegado el momento de escribir la carta del adiós. Quizás aun no. Para Patricio Manns, empero, no habrá olvido. Su figura seguirá presente cuando por fin, el pueblo en su conjunto, “con la razón y la fuerza, vamos a abrir la ventana, para que florezca el tiempo ferviente de la mañana”.