Chupasangres, pero con «altura de miras»

En el partido Gabriel Boric saben bien que la política es un negocio: hay costos y hay ingresos. Y hay ganancias. Pero alguien tiene trabajar para se ésta produzca. Uno de los candidatos de Convergencia Social ofrecía 60 lucas por jornada completa en su campaña, con la vieja chiva de los «estudiantes en práctica»

La polémica estalló en redes sociales. El candidato a diputado por el Distrito 9, que cubre el sector norte de la capital, Rodrigo Mallea Cardemil, hizo publicar en redes sociales que buscaba «practicantes área comunicaciones para la campaña a diputación de Rodrigo Mallea, activista LGBTQ y de derechos humanos… Buen ambiente de trabajo, compromiso político, lógicas horizontales… Jornada completa, modalidad mixta, medidas de prevención y distancia social. Del 23 de agosto al 23 de noviembre de 2021”.

¿Qué había que hacer? Todas las cosas o casi: «generación de contenidos para piezas gráficas y publicaciones, monitoreo de redes sociales, apoyo en administración de página web de la candidatura y generar contenidos mailing».

Remuneración: $60 mil líquidos. ¡Líquidos! ¿Los iba entregar en una botellita de jarabe?

Alguien diría que toda esta gente tiene suficiente plata y tiempo para escribir sus comunicados solos, subir las selfies a instagram y boludear en twitter. Pero la política en Chile es una industria más. Está orientada a producir ganancias para el dueño. Y eso significa que alguien que trabajar.

Si sale elegido, el señor Mallea va a tener a su disposición unos 9 millones mensuales, sin contar otras granjerías y privilegios estatales, sin considerar lo que el Estado le paga por los votos obtenidos. Y no hablemos de las otras platas, la ONG del primo, los «fondos internacionales», las donaciones privadas, las declaradas y las que van por debajo de la mesa.

O sea, lo de las 60 lucas es de chupasangre, considerando los retornos esperados.

Y todo en nombre de los derechos, de las disidencias, de los humanos, de… Pero a alguien siempre hay que explotar igual ¿verdad?

Y la explotación de los «estudiantes en práctica», aprendices, trabajadores jóvenes, es la más marcada. Bajo el pretexto que no trabajan, sino que aprenden, los empresarios les sacan el jugo y rebajan los costos totales. Es decir, aumentan la explotación de todos los trabajadores.

En redes sociales, la publicación se volvió viral, porque, de paso, quedó claro que esta gente tiene menos calle que pantufla y está más desubicada que poroto en paila marina. Lo que siguió fue un bombardeo de tweets acusándolo de explotador, mentiroso, abusivo. Una internauta lo agarró y no lo soltó hasta que diera una explicación por la insólita oferta laboral.

“Hola @RodrigoMalleaC, no crees que es un poco barsa pedir practicantes de periodismo para trabajar en tu campaña? Te parece que 60.000 mensual es adecuado para el trabajo que implica una campaña a una diputación?

¿Eres responsable de esta oferta miserable, o fue tu equipo?”.

“Como periodista, y como persona que en la primaria votó por @gabrielboric, quiero saber qué te parece esto a ti, o a @la_convergencia”

Ese tal «@gabrielboric», cri, cri. Nadie en casa para responder.

Pero el aludido @RodrigoMalleaC se dio cuenta de que estaba en un problemita. “Hola, la publicación está borrada porque fue una confusión de nuestro equipo. Asumo mi ineludible responsabilidad y nos asesoraremos mejor para la próxima. Gracias por el llamado de atención, es justo y necesario. Un abrazo”

Pero la periodista no tenía ganas de soltar ese hueso. “¿Cuál fue la confusión, Rodrigo? Eran 600.000? ¿Eran 60.000 a la semana? ¿Eran 160.000?”

Nuestro intrépido disidente respondió: “la confusión fue la idea y la publicación en su conjunto. Efectivamente estamos pensando en buscar apoyo pero no en esas condiciones ni remuneración. Por eso se bajó y nos estamos asesorando mejor. La decisión fue un error y lo reconozco públicamente.”

“La excusa (pésima) agrava la falta … Puta que mal, mismo circo, al final estamos rotando payasos ???” le respondió otro por allí.

Y todos mencionaban a ese «arroba gabrielboric» para que, por alguna razón, también dijera algo. Esos son los costos de ser influencer, todos quieren que uno meta la cuchara en todo y, todo altiro, instantáneo.

Pero el arroba gabriel sólo había felicitado a arroba Yasna y le había dicho que esperaba debatir con ella «con altura de miras».

Ya.