El Consejo de Defensa del Estado presentó una querella contra el ex director de la PDI, Héctor Espinosa y contra quienes resulten responsables de este nuevo asalto al erario público.
Nuevamente el mismo guión. Un remake repetido hasta el hartazgo. Otra vez malversación de caudales públicos, falsificación de instrumentos públicos y lavado de activos. A esta alturas un modus operandi conocido en las instituciones del régimen. ¿El delincuente esta vez? El ex director de la Policía de Investigaciones. ¿Cómo? ¿otra vez la PDI? Pues sí, otra vez.
Héctor Espinosa, el mismo que había rasgado vestiduras ante la Comisión de Seguridad del Senado en Enero de este año, cuando se le hicieron críticas a la PDI por la supuesta detención de la hija de Camilo Catrillanca, la cual desmintió. “Y no aceptamos que nos vengan a decir que somos violadores de derechos humanos y menos que nos vengan a decir que hemos abusado y tratado mal a una pequeña inocente, que está inmersa en una comunidad donde ver violencia y todo esto a vista y paciencia de las autoridades”, dijo. Y resulta que sí, son violadores de derechos humanos, aun más, son peor que eso, abaten a sus propios compañeros de armas y de broche de oro, ¡roban!.
Espinosa dejó su cargo a finales de junio, y fue reemplazado por Sergio Muñoz, el que también hoy se encuentra en el ojo de otro huracán. El huracán que desencadenó el caso de la detective mártir Valeria Vivanco ultimada por sus propios colegas en un operativo en una población de La Pintana en Santiago.
Ya en el año 2019, la Fiscalía Metropolitana Centro Norte había investigado presuntas irregularidades por parte de Espinosa, cuando en ese entonces el exdirector de la PDI autorizó la compra de un auto Hyundai Génesis por un valor de $60 millones para su uso personal, así como 20 camionetas Nissan. En ninguno de los casos se justificó la razón de la adquisición.
La acción del CDE se fundamenta en la investigación que realizó el Ministerio público y del cual quedó en evidencia los variados y cuantiosos depósitos en efectivo efectuados en la cuenta corriente del ex director de la PDI y su cónyuge. Otra parejita al estilo Fuente Alba-Pinochet.
La verdad sea dicha, esta institución se cae a pedazos. Los que debían ser los probos investigadores de los crímenes, los han cometido a diestra y siniestra y de todo tipo. Pero además se han concertado para encubrir los mismos.
Que más clara demostración de los niveles de corrupción. Es una gangrena la que exhibe la Policía de Investigaciones , igual que la de todas las instituciones del régimen. Es el régimen mismo al desnudo. Pura podredumbre. Súmenle a ello el consorcio entre la justicia, y el ministerio público, con la connivencia del gobierno y el parlamento para que reine la impunidad y el cuadro está completo.
¿Algo huele mal en la PDI? Sí, es definitivo. Algo huele definitivamente a mierda.