El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llamó a terminar con la Organización de Estados Americanos y reemplazarla por un organismo continental “autónomo” y que “no sea lacayo”. Sus palabras significan un remezón político y diplomático, en que el mayor país de la región -después de Brasil- asume la iniciativa, luego de un largo período de prescindencia.
El mandatario expuso su iniciativa en un acto por el 238º natalicio de Simón Bolívar en el castillo de Chapultepec, en la capital mexicana. “Es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos” de Estados Unidos, “caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de las súper potencias. Digamos adiós a las imposiciones y los bloqueos”, declaró.
En el acto, López Obrador celebró la figura del libertador Simón Bolívar: “no todo fue fácil en su lucha: perdió batallas, enfrentó traiciones y, como en todo movimiento trasformador o revolucionario, aparecieron las divisiones internas que pueden llegar a ser hasta más dañinas que las contiendas contra los verdaderos adversarios.”
En la ocasión, el mandatario reconoció el papel de la revolución cubana en la defensa de la soberanía del continente: desde el fin del dominio español sobre América, “Estados Unidos nunca ha dejado de realizar operaciones abiertas y encubiertas frente a los países independientes situados al sur del Río Bravo y sólo existe un caso, el de Cuba, que durante más de medio siglo ha hecho valer su independencia, enfrentando políticamente al vecino del norte”.
El presidente mexicano esbozó que el nuevo organismo podría actuar de “mediador” en conflictos sobre derechos humanos y democracia, pero “a petición y aceptación de las partes”. Asimismo, señaló que existen condiciones “inmejorables” para establecer relaciones “basadas en el diálogo” con Estados Unidos y apuntó la creciente influencia de China en el continente como un factor a considerar.
Las declaraciones de López Obrador estallaron como una bomba en la cumbre de la CELAC que se inauguró este sábado en Ciudad de México, con la presencia de los cancilleres de 25 países; el primer encuentro de este tipo, luego de una larga parálisis, marcada por la creación de bloques de gobiernos derechistas como el llamado grupo de Lima, y un aumento de las acciones injerencistas de la OEA, bajo la secretaría general del uruguayo Luis Almagro.
De hecho, la OEA fue el principal blanco de las críticas de López Obrador. El mandatario realiza ahora un marcado giro en su política exterior, que había estado centrada en evitar un conflicto abierto con la administración Trump, en materias migratorias y de la renegociación del NAFTA, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá.
El protagonismo mexicano cierra aún más el camino a los debilitados gobiernos derechistas en la región: Duque, Bolsonaro y Piñera. Al mismo tiempo, dejó asentado que la defensa de la soberanía de Cuba, enfrentada a una nueva ofensiva de Washington, debe ser una de las condiciones del nuevo bloque continental.
Los primeros resultados de irrupción política de López Obrador podrían verse en septiembre próximo, cuando está programada una cumbre de jefes de Estado y de gobierno en México.