Desde el 2020 Etiopía ha sido sacudida por una guerra contra una etnia del país, los Tigray. Las ansías del primer ministro de seguir en el poder han llevado a una confrontación que ha empobrecido aún más a un país que es azotado por el covid y problemas económicos.
Etiopia o república democrática federal de Etiopía, está situada en el cuerno de África. Tiene una población de cerca de 112 millones de habitantes. Eritrea se escindió en 1993 y perdió la salida al mar. Etiopía está dividida en diez regiones administrativas basadas en la etnia, una de ellas es la Tigray, al norte del país.
La región de Tigray o Tigre tiene como capital a Mekele. Tiene cerca de cinco millones de habitantes. Su principal partido es el Frente de Liberación Popular de Tigray, de ideología marxista leninista.
La crisis actual comenzó el 4 de noviembre del 2020 cuando el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali, que obtuvo el premio nobel de la Paz en el 2019 por resolver el conflicto con Eritrea, ordenó una ofensiva contra el FLPT porque había atacado una base militar del Estado, cerca de Mekele. Esto fue solo una excusa, pues el FLPT lo que hizo fue celebrar elecciones regionales que el gobierno había aplazado por el Covid, lo que llevó a que no se reconocieran los comicios y se rompieran las relaciones. Como contrapunto, el primer ministro, puso a el FLPT como una organización terrorista, con el fin de que no se le preste ninguna ayuda por organizaciones internacionales y locales. Lo fundamental es que el FLPT no reconocía más allá del 5 de octubre del 2020 al gobierno como legítimo. La desunión ya venía del 2018, cuando Abiy Ahmed rompe el conglomerado de partidos y le da un nuevo nombre, los Tigray no quisieron entrar en este nuevo bloque.
Se ordena el ataque a la región Tigray, toman la capital y anuncian que ha sido derrotado el FLPT, y el fin de las operaciones el 28 de noviembre del 2020. En el transcurso de la contienda el régimen etíope ha sido acusado de vulneraciones a los derechos humanos, limpieza étnica, bloqueo de alimentos a la población civil y de masacres.
En las últimas semanas el Frente de Liberación Popular Tigray comenzó la ofensiva contra las fuerzas del gobierno y conquistó gran parte de su territorio y la capital Mekele, donde desfilaron las fuerzas Tigray llevando siete mil prisioneros del ejercito etíope.
Como en muchas partes del mundo, sigue dándose en diversos países la codicia de sus dirigentes que no escatiman en dañar a sus ciudadanos por preservarse en el poder, tratando de usar el covid para posponer elecciones y no soltar el poder político, como ocurre en Etiopía. Cuando creen que han ganado, el pueblo les demuestra su equivocación, pues se levanta con más fuerza y energía contra ellos.