El ex presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, fue condenado a 15 meses de prisión por negarse a cooperar en las investigaciones sobre la corrupción durante su gobierno. Esto desencadenó una ola de protestas que se extendieron a Johannesburgo, la capital del país.
Jacob Zuma se integró a los 17 años al CNA, Congreso Nacional Africano, a su ala militar la “Lanza de la Nación”, Umkhonto we Sizwe. Estuvo preso 10 años en Robben Island, donde estuvo Mandela. Allí otros presos le enseñaron a leer, escribir y el idioma inglés. Tras cumplir la condena, continuó en el CNA y estuvo 15 años en el exilio. Fue ministro de Mandela, vicepresidente de Thabo Mbeki, en el 2005 se le acusó de corrupción, en el 2006 de violación y fue absuelto, en el año 2007 dirigió el CNA, en el año 2009 fue elegido presidente de Sudáfrica, en el 2017 fue reemplazado en la dirigencia del CNA y, en el 2018 fue presionado para renunciar a la presidencia del país, pues habían más de 800 acusaciones por corrupción en su mandato.
Jacob Zuma fue presidente de Sudáfrica entre el 2009 al 2018. Zuma niega que haya habido una corrupción generalizada durante los años que presidio el gobierno, pero se negó a cooperar en la investigación judicial que se llevaba a cabo para aclarar esos hechos. Se investiga la malversación de fondos del Estado y una concesión irregular de armas, entre otras cosas. Por negarse a cooperar, fue culpado de desacato y condenado a 15 meses de prisión. Es la primera vez que un ex presidente es encarcelado, lo que para Zuma y sus seguidores es considerado una humillación al pueblo zulú, de la cual es parte Zuma.
Las manifestaciones por el encarcelamiento del ex mandatario comenzaron en la provincia de KwaZulu-Natal de donde es originario y luego fueron extendiéndose hasta llegar a Johannesburgo, la capital del país. Allí ocurrieron saqueos y el incendio de centros comerciales, la policía fue sobrepasada y se desplegó el ejército. El saldo es de seis muertos y 219 heridos.
El presidente actual Cyril Ramaposha instó a sus conciudadanos a evitar los destrozos que empeorarían aún más la situación económica de Sudáfrica.