El gobierno hizo hoy la varias veces postergada presentación de su nuevo plan “Paso a Paso”. No se atrevió a seguir la presión de la derecha que pedía “más libertades” e ignoró por completo la propuesta del Colegio Médico o, de hecho, todas las advertencias racionales que se le han hecho.
Sebastián Piñera, quien es presidente de la República, ofició de maestro de ceremonias de una larga cadena nacional en que sus ministros explicaron o, más bien, “complicaron”, los cambios al plan “Paso a Paso”. Estos se resumen en dos variaciones: clases con cuarentena y los restoranes pueden atender adentro. Todo esto, dicho de un modo mucho más enredado: aforos con vacuna al aire libre, sin vacuna en espacios cerrados, con pase, sin pase, con permiso de desplazamiento, toque de queda a las 12, toque de queda a las 10.
La confusión es inevitable. El gobierno había pretendido realizar una apertura “en grande” para beneficiar, especialmente, al comercio. Lo quería así, a pesar de la evidencia de que el avance de la vacunación no se traducía en un baja en los contagios, ni en las hospitalizaciones y las muertes. E insistía, pese a que sabía que la aparición de nuevas variantes significaría una presión insoportable sobre el endeble sistema sanitario.
Al final, se decidió por algo más modesto. O, mejor dicho, por seguir con lo mismo. Lo queda confirmado es que están sobrepasados. Debido a su negligencia, no funciona ni el “plan paso a paso”, ni su estrategia de inmunidad de rebaño. Los anuncios se centraron en un enmarañado esquema de qué se podrá hacer con el pase de movilidad. No hubo ninguna mención al hecho de que una mayor circulación de personas vacunadas implica, simplemente, una mayor circulación del virus.
Y menos, se planteó el problema de que el “paso a paso” y sus fases no obedecen a criterios objetivos, sino a las tincadas y la ocasional desesperación de la mesa fantasma Covid, con el Piñera en el centro. Si eso no cambia, no cambia nada.
El monotemático ministro de Educación celebró que se puedan realizar clases durante los períodos de cuarentena. No perdió ni un minuto en considerar cómo se harían esas clases, si es que una porción importante, o incluso mayoritaria, de los alumnos no asistiera. ¿Ha considerado que los profesores hacen clases distintas, dependiendo de si están on-line o en el aula? Por supuesto, que no: si sólo es ministro de Educación.
Piñera reconoció, al pasar, que todos sus planes se han caído como un castillo de naipes. Confirmó que se va a tener que realizar una nueva campaña de vacunación, para inocular a una tercera dosis. Como dijimos acá, en las últimas semanas, el gobierno ha estado negociando nuevas compras de vacunas, para compensar la menor eficacia de la Sinovac. Piñera confirmó que ya selló un trato con Moderna y la rusa Sputnik V, además de Pfizer. Ésta última ya ha pedido autorización en Estados Unidos para una tercera dosis.
Todo sigue igual y todo puede ser peor.