Hoy 28 de junio se cumplen dos meses desde que volvió a ponerse en pie el pueblo colombiano. El terror del Estado, sus policías, sus paramilitares y sus narcos no han logrado detener la fuerza y la rabia acumulada de un pueblo que ha dicho ¡basta! Pero allá, como acá, no empezó en abril el pueblo a pelear, sino en octubre de 2019. Y no solo en nuestra América, sino en el mundo entero, los trabajadores han decidido empezar a andar su propio camino.
Hoy fueron multitudinarias las marchas en Bucaramanga, Barranquilla, Cali, Bogotá y Medellín. Desde temprano hubo cortes de ruta, manifestaciones, alegría, dolor por los muertos y desaparecidos en estos dos meses de movilizaciones. La represión también ha sido brutal.
“Al menos cinco ataques directos por parte del ESMAD a corresponsales de Colombia Informa que se encuentran cubriendo represión en Medellín (…) Todo ha quedado registrado en nuestras transmisiones en vivo”, señaló el medio Colombia Informa. Además un “periodista fue herido por el ESMAD, quienes le dispararon en la cara”, acotan.
Estos dos meses han sido duros para los colombianos. De las grandes marchas, el pueblo se ha retirado a sus territorios, a sus barrios, a sus poblaciones. Allí ha campeado con más fuerza e impunidad, la brutalidad del aparato represivo del régimen. Estos dos meses han sido ejemplares, el pueblo colombiano ha mostrado su valor.
También demostró su independencia de clase. Quienes quisieron hablar en su nombre, quedaron en el camino. Así sucedió con el Comité Nacional del Paro, que pretendía enarbolar las exigencias y la voz del pueblo. La vocería con la que se proclamó desde un inicio le sirvió de poco. Ivan Duque les dio elástico hasta que los dejó caer al vacío. Mucho antes, el pueblo ya andaba su propio camino.
Las cuentas de dos meses de calle
De los casi 80 muertos reportados en estos dos meses de movilización, la Ong Temblores – que ha documentado las denuncias- señala que al menos 43 de estas, son asesinatos cometidos por la policía. Estos asesinatos se han cometido en Bogotá, Cali, Ibagué, Medellín, Girón (Santander), La Virginia (Risaralda), Madrid (Cundinamarca), Popayán (Cauca), Tuluá y Yumbo (Valle del Cauca), Teruel (Huila) y Villagarzón (Putumayo). Además, hay 12 casos en que los indicios apuntan también a ellos.
También registró, hasta mediados de junio, “4.285 casos de violencia por parte de la Fuerza Pública, 1.468 personas víctimas de violencia física por parte de policías; 1.832 detenciones arbitrarias, 734 intervenciones violentas por parte de agentes policiales y 43 homicidios que habrían sido cometidos por los uniformados, de los cuales 21 que se encuentran en verificación”.
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) afirma que hasta el 28 de junio hubo 74 muertes víctimas de la “violencia homicida en el marco del paro nacional”. Y claro, cosa no curiosa, el Ministerio de Defensa informó que hubo solo 21 muertes en el marco de las protestas y más de 1.113 civiles heridos.
Pero su lucha no ha sido vana. EL pueblo logró tumbar la reforma tributaria de Iván Duque y consiguió la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, de la canciller, Claudia Bum y del general Juan Carlos Rodríguez, comandante de la Policía de Cali, epicentro de las protestas.
Hoy, el Consejo de Estado, el máximo tribunal de Colombia, ha declarado nulo el fallo del Tribunal de Cundinamarca que limitaba el derecho a protesta por razones sanitarias. En su fallo, el Consejo de Estado ha señalado que solo el Congreso Nacional tiene autoridad para limitar el derecho a la protesta y ha exigido, se comunique este fallo a la ciudadanía.
Pero con permiso o sin permiso, con o sin pandemia, en la capital y en el resto de Colombia, hoy nuevamente han salido a las calles. Muy por el contrario a lo que los apologistas de la derrota señalan, que la historia siempre se repite, que el pueblo siempre pierde, el pueblo ha demostrado, que siempre se levanta, una y otra vez, a luchar.