“Ahí sí que te excediste”

El grupo de Kast, que en medio de la crisis del pinochetismo ha pasado a un segundo plano, quiso hacerse notar con una acusación constitucional en contra de la ministra del Interior. A ver qué pasa, se dijeron. Los diputados de RN, dudosos de cómo proceder, se les ocurrió una idea mejor: ir en contra del presidente Boric. No, pues. Eso no se hace, les dijeron los otros fachos.

1 de octubre de 2024

Que están nerviosos, lo están. No hace falta decirlo. Las acusaciones constitucionales en contra de tres ministros de la Corte Suprema por las revelaciones de manejos corruptos son tan enredadas que sus propios autores temen al desenlace de sus maniobras.

Se entiende: para tapar todo, alguien debe pagar, pero ¿quién? Y, sobre todo, ¿cuánto? En la derecha y el oficialismo, les sale humo de las cabezas al hacer los cálculos.

Los diputados del grupo de Kast, no muy dados al esfuerzo intelectual, se dijeron que, mejor, es hacer algo más simple. Ponerle presión al gobierno con un ultimátum de 72 horas y una acusación constitucional en contra de Carolina Tohá, la ministra del Interior.

Ya tienen experiencia, lo han hecho varias veces. Y en todas las ocasiones, para su recurrente sorpresa, han fracasado. Es casi, casi, se dicen, como si los otros sectores del pinochetismo tuvieran un acuerdo con el gobierno. Ya lo dijimos, no son grandes genios.

Pero esta vez, podría funcionar, pensaron. La UDI, que ya cae del abismo, seguramente querrá presionar al gobierno para que la salve. Además, se puede “desviar la atención”. Y, en efecto, de mala gana, pero a falta de otras alternativas, la UDI declaró su apoyo a los adláteres de Kast.

Quedaba ver qué decían los diputados de RN. Como ellos no tienen una universidad propia ni tienen por qué pagar por los platos rotos de Chadwick o de Cubillos, y como, además, compiten con los demás partidos, pensaron que debían seguir, esta vez, un camino propio.

Pero ¿cómo? Hasta que a alguien se le ocurrió una idea brillante: “¡si el responsable es Boric, él es el jefe de Tohá!” “¡Eso es!”, exclamaron, “pero no les digamos a nadie, para que sea una sorpresa, un verdadero golpe”. La última mención supo como miel en los paladares de los diputados de la bancada de RN.

Dicho y hecho. Comprometió la seguridad de la nación, dejó sin ejecutar las leyes y las infringió… “cuando se entere Boric, se va a querer morir”, pensaron.

En realidad, parecía brillante. Con la acusación sobre su cabeza, el gobierno, tan cercano a la UDI, iba a tener que negociar, por una vez, con RN, el partido de Jarpa y Allamand… bueno, dejémoslo en el partido de Jarpa.

La idea duró sólo un par de minutos. El mismo tiempo que duró el ánimo combativo de los siempre candorosos adictos del oficialismo en redes sociales, que ya se veían -entre excitados y temerosos- salir “a las barricadas”, a “defender la democracia”.

No, pues.

El senador Rodrigo Galilea, presidente de RN, paró en seco las pretensiones de sus diputados. La UDI, como mordida por una araña de rincón, salió a frenar la iniciativa de sus aliados. Sólo los kastistas quedaron en que iban a “estudiar” -grandes palabras, viniendo de ellos- el libelo.

Y, sin que nadie se diera mucho cuenta -habrá que ver cómo termina eso- la primitiva acusación contra Tohá se convirtió también en “inoportuna” e “inconveniente”.

Fue sólo un momento de frenesí, un instante, en que el pacto merluzo-pinochetista pareció estar en duda.

Mejor, un armonyl y a la cama.