La Corte Suprema inició un proceso de remoción en contra de la ministra Ángela Vivanco; el fiscal nacional anunció la apertura de una investigación criminal en su contra; y los parlamentarios quieren hacerle un juicio político. En otras palabras, todos los corruptos indecentes, ladrones y comprados al mejor postor, en general, se unieron en contra de una corrupta indecente, ladrona y comprada al mejor postor, en particular.
Inicialmente, las revelaciones de los chats de Luis Hermosilla ocurrían de manera puntual y constante. Gota a gota. Ahora, se convirtieron en un torrente.
En esta materia, hay que distinguir entre distintas clases de filtraciones.
Unas eran realizadas por los fiscales que le imputan los delitos de soborno y lavado de dinero. La publicación, por fuente “anónima”, de esos mensajes era sólo un anticipo. Todo ese material se conoció después en la audiencia de formalización.
Esas filtraciones son normales en causas célebres. Sirven para preparar el terreno y debilitar a las defensas de los imputados. En este caso, se trata de los nexos con los Sauer, los Jalaff, y el manejo del dinero de la mega estafa en que estaban metidos. Si, entre medio, aparecía Andrés Chadwick, mala suerte, o si se involucraba a Tonka Tomicic, mejor; el showbiz siempre vende.
Otra clase de filtraciones corresponde a la PDI o, mejor dicho, a ciertos sectores interesados en cómo se maneja la policía civil. Un par de conversaciones sobre ir a tomar once –con churrascos, por cierto- e intercambio de información reservada, llevaron a la caída del jefe de la PDI, Sergio Muñoz. Otros mensajes se refieren a la manipulación de jueces para obtener la libertad para su antecesor, el corrupto Héctor Espinosa, cliente de Hermosilla.
Y, finalmente, hay una tercera categoría en la inmensa obra de los diálogos de Hermosilla. Esa se refiere a la lucha de poder en el aparato judicial. Ya se había hecho pública información de otra fuente: los mensajes del juez Juan Poblete, un hombre del Ejército en el Poder Judicial. Allí saltaron los nombres de los supremos María Teresa Letelier, Jean Pierre Matus, y… Ángela Vivanco.
Y ella, una antigua dirigente de Renovación Nacional que se reinventó, gracias a la generosidad de la Pontificia Universidad Católica, en una académica y “experta” constitucionalista, es la protagonista de los últimos intercambios de Hermosilla que salieron a la luz.
Esas conversaciones sí que son contundentes, porque muestran, con crudeza, cómo funcionan los negociados.
Piñera la postula, Chadwick -y varios suches como, justamente, Hermosilla o el ex jefe de RN Mario Desbordes, quien es nexo con los pacos y los masones- gestionan su nombramiento en el Senado.
A cambio, Vivanco queda presta para cumplir con las órdenes del gobierno.
Por ejemplo, asegurar, mediante trucos, el rechazo de un recurso de amparo en favor de menores de edad, y que afectaba a la PDI. Bastó una simple orden del gobierno, transmitida por Hermosilla, para que Vivanco corriera a cumplir con su parte.
A ella, además, alguien le tenía guardado otro antecedente, al margen de los diálogos con Hermosilla. Una lucrativa y, al parecer, trucha, resolución que favoreció a una empresa de… ¡Bielorrusia!
Ahora, todos se precipitan en hacer algo.
La Universidad Católica, su alma mater, que tanto infló los merecimientos intelectuales de Vivanco, la suspendió, sin más trámite de sus funciones docentes.
En la Cámara de Diputados, se desató una competencia por quién presenta primero una acusación constitucional en contra de Vivanco. Otro blanco es Jean Pierre Matus. La UDI se avivó y quiere incluir, como para compensar, al ministro Sergio Muñoz, a quien le tienen mala por el fallo en contra de las isapres. Y siempre hay un motivo: en un negocio inmobiliario, la hija de Muñoz se ufanó conocer, gracias a papi, el contenido de una resolución judicial que aún no había sido dictada.
El pleno de la Corte Suprema abrió un cuaderno de remoción en contra de Vivanco. Se trata de una especie de sumario administrativo que puede terminar con su destitución.
El fiscal nacional, Ángel Valencia, en tanto, informó que ordenó la apertura de investigación criminal en contra de Vivanco, al parecer -no fue muy específico- por el caso de los bielorrusos.
El gobierno, en tanto, ya prepara la mesa para otro gran acuerdo que tape todo este asunto, y bien tapado.
El ministro de Justicia, Luis Cordero, quien es el hombre de la Corte Suprema en el gabinete, anunció que en octubre presentará un proyecto para cambiar el nombramiento de los jueces. Se trata, por lo pronto, de una reforma constitucional significativa. Eso no se improvisa ni se tramita con rapidez. Pero, en este caso, es probable que se haga un fast-track.
Además, lo mismo ya se intentó, con algunas variantes, pero siempre con el visto bueno de los propios supremos, en la convención constitucional y en el segundo intento, el llamado consejo constitucional. No funcionó porque ambas propuestas fueron rechazadas. Quizás la tercera es la vencida.
Este súbito derroche de actividad, en un personal que se caracteriza por su infinita flojera, refleja dos cosas.
Una, que están con la pera.
Dos, que alguien tiene que pagar un poco, para que nadie pague nada.
Es el método habitual en estos casos.
Y, seguramente, así será ahora.
Lo único malo en esto caso es que nadie, pero nadie, ni ellos mismos, les cree nada al régimen.
¿O alguien, de verdad, consideraría verosímil que las revelaciones de los chats de Hermosilla se limitan sólo a estas personas y que todo el resto del más de millón de páginas del famoso Iphone 14 Max son recordatorios de reuniones, anuncios de “ya llegué”, “estoy esperando”, “te llamo de vuelta”, y cochinadas de viejo verde?
No es verosímil.
Lo que sí es verosímil; lo que sí, de hecho, es verdad, es lo siguiente.
Todos ellos, como conjunto –jueces, ratis, pacos, diputados, senadores, presidentes, ministros, subsecretarios, milicos, periodistas selectos, dueños de los grandes grupos económicos, representantes del capital transnacional, etc.- son corruptos, ladrones, chupasangre, vendepatrias, explotadores, en un grado que ni la señora Vivanco ni el sicario más sanguinario o asesino en serie podrían alcanzar solos.
Y ese problema no se puede tapar.