El general director de Carabineros no ha dejado recurso judicial sin emplear. Ahora presentó un recurso de amparo, por una orden de la fiscalía que pide ser informada si él intenta salir del país.
Es parecido a lo que le pasó a Daniel Jadue cuando quiso viajar a un congreso en Venezuela, algunas semanas antes de su audiencia de formalización. La fiscalía había dado una orden a la PDI para que fuera inmediatamente informada si el entonces alcalde de Recoleta viajaba al exterior.
Claro, Jadue no sabía eso cuando organizó su viaje. A punto de subir al avión, le alertaron que lo podrían detener. Ante ese riesgo, prefirió perder el vuelo y regresar a casa.
Yáñez, en cambio, como el Sherlock Holmes criollo que es, estaba perfectamente informado de la orden del Ministerio Público en su caso. Muy enojado, indignado, de hecho, presentó un recurso de amparo. Su “libertad de circulación” está amenazada, se quejó.
Además, se ofendió porque la orden de informar fuese dirigida a la PDI: “resulta grotesco”, señala el escrito presentado por los abogados de Yáñez, que tal indicación fuera resaltada “en negrillas” en el documento del Ministerio Público.
Yáñez quiere aprovechar el tiempo, antes de su formalización, fijada convenientemente para el fin de su período en el cargo, para asistir a un congreso regional de policías en Foz de Iguazú, en Brasil, a inicios de septiembre.
Una semana después quiere viajar a Alemania, para suscribir un “acuerdo de ayuda mutua” entre Carabineros de Chile y… la policía local de Friburgo, una ciudad de poco más de 200 mil habitantes, ubicada a los pies de la idílica Selva Negra.
Ya que Yáñez, con toda seguridad, no va a dedicar su tiempo a visitar, digamos, la biblioteca de la antigua universidad de Friburgo que, no es poco, fue fundada en 1457 y es la cuna moderna de Weber, Heidegger y numerosos premios Nobel en las ciencias naturales, queda la pregunta de qué va a hacer el jefe de Carabineros en ese lugar, justo, justo, en las fiestas del 18, cuando, se nos dice, el país enfrentaría una “máxima alerta de seguridad”.
Pero quién cagón nace, cagón sigue. ¿O no, Yáñez?