Es muy común que la burguesía convierta sus asesinatos, abusos, encarcelamientos y otras atrocidades en una epopeya, un relato orientado y conectado con el progreso y un destino manifiesto otorgado por la providencia y el imperio de turno.
El silenciamiento y aniquilación de los pueblos que resisten los embates del sistema tienen el pago justo del conjunto del régimen, que representa sin mayor recato los intereses de los ricos que han encontrado tierra fértil en el territorio mapuche para sus inversiones. Podríamos decir que la situación de lucha del pueblo mapuche es, en este sentido análoga a la política de exterminio y limpieza étnica perpetrada por el Estado sionista israelí. En estos denominados conflictos de Estado-Nación se expresan complejamente factores de orden cultural, social, económicos y claramente ideológicos y de cosmovisión.
En este contexto, se desarrollan las definiciones políticas de jóvenes que se suman al llamado a defender la tierra que cobija a sus ancestros, su presente y futuro como pueblo. Algunos pagan este ímpetu revolucionario con la cárcel, con el encierro. Este es el caso del militante de la Coordinadora Arauco Malleco, el joven mapuche Juan Carlos Mardones Sáez, padre de una hija de meses de edad.
Está preso desde el 22 de noviembre del año 2022 en el Centro Penitenciario de Valdivia. Los otros cuatro detenidos dentro de la misma causa, se encuentran recluidos en la cárcel de Temuco. Juan Carlos también debería encontrarse en Temuco, en el módulo comunero, sin embargo, Gendarmería se encuentra en desacato desde el 12 de septiembre. Hoy sus condiciones carcelarias son paupérrimas, está bajo régimen de aislamiento, sin espacio para moverse, sin acceso a luz solar e con insalubridad en las celdas.
El gobierno respecto de estas detenciones, señala a por voz de su vocera, Camila Vallejo, que: “nos interesa que la región esté tranquila; que esté tranquila respecto a los estándares que corresponden a política carcelaria sobre las personas que están presas y sus condiciones”.
En otras palabras, sin tanto remilgo ni eufemismos: encarcelaremos a todos aquellos que atenten contra el flujo de inversiones capitalistas en territorio mapuche. Además, niegan la condición de presos políticos, planteando la tesis de que lo ocurrido son delitos comunes tipificados en el Código Penal y perpetrados por delincuentes, lo que le quita la condición de presos políticos. Qué otra cosa que podría esperar de un gobierno débil, sin capacidad política, servil al interés de las transnacionales forestales, corrupto en su seno y que no pierde oportunidad para ensalzar la labor de las policías.
Al comunero se le ha negado el traslado a la cárcel de Temuco, donde se encuentran los otros combatientes Mapuches mencionados, con excusas que esconden la intención de minar la voluntad de lucha del weichafe. Alejandolo de su familia, desarraigandolo de su tierra y de su hija wnaglen quien crece sin un padre a su lado, como muchos otros hijos de comuneros, sin embargo y según lo retratan sus familiares cercanos, este se mantiene en una posición vigorosa y clara, concibiendo su condición como dentro de una lucha en otro frente como lo es la cárcel política. Lo que alimenta su determinación, se encuentra en los fundamentos de esta lucha que se inscribe en la línea de la autodeterminación y la autonomía del pueblo Nación mapuche, cuyos enemigos declarados son el régimen completo, incluyendo al Estado y sus aparatos represivos.
Juan Carlos Mardones es un preso político, la lucha que mantienen contra el Estado y todo el régimen, transforma a los weichafes y al proyecto político de liberación nacional en objetivos que derrotar para mantener en el poder a la burguesía. Esta misma clase que explota, abusa y se corrompe no hará diferenciación ante la determinación del pueblo de enfrentarlos.
El llamado del weichafe es claro.
Libertad a los presos políticos mapuche.
A seguir en el camino de la lucha por la autodeterminación.
A levantar expresiones de organización, en torno a la solidaridad y apoyo el pueblo mapuche en lucha. Al pueblo en general a seguir su camino y vocación de lucha contra un enemigo declarado.