Ya terminó, casi, el famoso proceso constitucional. Pero, inseguros de cómo proceder, los partidos del régimen quieren estirar los plazos hasta el final. Ojalá, se dicen, entremedio, pase algo… una luz cegadora, un disparo de nieve. O algo así.
En la penúltima sesión del Consejo Constitucional, sus miembros destacaron las cuidadas formas que habrían prevalecido en ese cuerpo. A diferencia, se entiende, de la anterior convención, que, en el recuerdo de los actuales consejeros, se asemeja cada vez más al histórico festival hippie de Woodstock, con las peleas de barro incluidas.
Pero las apariencias pueden engañar. No sería primera vez que la moderación de las formas sólo encubra la pesadez de sentimiento y la torpeza de las ideas. Porque, con “expertos” y todo ¡vaya que son tarados estos constituyentes!
¿Pero qué van a hacer? A estas alturas ya no tienen remedio.
La derecha impuso unos arreglos de última hora para que no se notara tanto el desaguisado y el oficialismo, para variar, se quejó de no haber sido “incluidos”. Da pena, en verdad.
Pero así quedaron: desplumados.
Mientras, los partidos del régimen ya anuncian cuáles serán sus estrategias para la campaña del plebiscito en que se someterá al electorado el resultado de sus esfuerzos.
En el caso del oficialismo, ya optaron por una técnica conocida como “la del avestruz”. O sea, que no se le vea la cara a nadie, porque, si se muestran, pierden. Al menos de eso están convencidos.
Así, si el presidente Boric pudiera haber extendido su viaje a China hasta, digamos, la Navidad, habría sido ideal. Lamentablemente, eso no es posible. Pero por ahí va la idea: que se borre durante un tiempo. Lo mismo vale para los otros dirigentes políticos.
El plan, entonces, según informa la prensa burguesa, sería que los notoriamente pechofríos y pechofrías constituyentes (en sus versiones designadas y elegidas) hagan las veces de “rostros” de la postura del -la definición misma la mantienen en estricto secreto- “en contra”.
Nada personal, no se enojen, pero es como mandar a los suplentes de la Católica a dar vuelta un partido contra Peñarol… y de visita, en el Centenario.
Excitante.
La derecha también tiene las cosas claras, muy claras.
Quieren, nótese, al mismo tiempo, repetir la campaña del Rechazo…, pero no así, sino al revés; no mostrarse y esconder lo facho que son, como en aquella ocasión…, y exhibirse sin pudor, como viejo verde en el parque, o sea, a lo Bolsonaro o Milei, fórmulas ganadoras, como se sabe; insistir en que, con su constitución, van a echar al toque a los paisas y venecos y van a meter a todos los mapuche en cana…, y jurar que ahora se consagran los “derechos sociales”; amenazar que, si no se aprueba su engendro, sobreviene el caos…, y tranquilizar que, igual, lo peor se puede reformar más adelante.
O sea, son como un club inglés de tercera división -pero esos de los años ’70, en que los defensas todavía fumaban en la cancha y se refrescaban con whisky en el entretiempo- que enfrenta al Liverpool, pero el de ahora, el de Klopp, Salah y Núñez.
Cristalino.
El “proceso constitucional” que, cuatro años después de su espurio inicio, llega a su fin, demuestra, una vez más, el fracaso de este régimen. Su desenlace no será el plebiscito de diciembre próximo. Será cuando se termine definitivamente con este orden político contrario a los intereses del pueblo.