Las estimaciones de las autoridades elevaron a 12 mil la cantidad de víctimas fatales de los terremotos que asolaron a Turquía y Siria el pasado lunes. La catástrofe humanitaria se ve agravada por bloqueo decretado por Estados Unidos en contra de Siria y la destrucción del aeropuerto de Damasco por ataques israelíes.
Según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 54 mil personas heridas en el desastre ocurrido en la zona fronteriza del sur de Turquía. Uno de los funcionarios del organismo, Rob Holden, alertó sobre la urgente necesidad de elementos básicos para la vida como agua limpia y abrigo. “Hay un riesgo real de un desastre secundarios que puede causar más daño que el desastre inicial”, indicó.
Pese a los anuncios de ayuda de múltiples países, muchos habitantes de la zona golpeada por los sismos han criticado la lentitud de la ayuda humanitaria y de los esfuerzos de rescate de vecinos sepultados bajo edificios derrumbados.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, respondió a los cuestionamientos con el argumento que “no es posible estar preparado” para una catástrofe como ésta. Culpó a “provocadores” con “agendas políticas” de los reclamos.
Mientras, la Media Luna Roja (el equivalente sirio de la Cruz Roja) pidió a Washington y otros países occidentales que levanten las sanciones económicas. Khaled Hboubati, presidente del organismo, señaló que se necesitan equipamiento, ambulancias y maquinaria que no pueden ingresar al país debido al bloqueo estadounidense.
Estados Unidos respondió que la ayuda humanitaria se proporcionaría a través de un “proceso diferente”, en referencia a los grupos islamistas que controlan el norte del país, la zona más golpeada por los sismos.