Tanta plata les está pasando el gobierno a Carabineros que se pusieron a robar de nuevo, y en público. Compraron “el arma de Batman”, para que todos los paquitos y paquitas jueguen a superhéroe, si es que no se lastiman en el intento. Por supuesto, alguien muy afortunado se lleva el contrato y la comisión para los nuevos juguetes.
En los videos, la cosa es chora de verdad.
Una cajita amarilla, más chica que un celular. Se acciona el botón, y salta, a la velocidad de la luz, una cuerda que deja al antisocial renuente atado y bien atado. Como un paquetito, listo para subirlo a la cuca.
Antes de disparar el lazo, eso sí, hay que dar una voz de advertencia: “¡bola, bola, bola!”. Es lo que aconseja el fabricante de semejante prodigio, denominado Bolawrap, una compañía con domicilio en Tempe, Arizona, por donde ya anduvieron los cowboys que, como bien sabemos, son secos pa’l lazo.
Pero esa figura literaria no es suficiente para el general director de Carabineros, quien asemejó el dispositivo al arma que “en términos generales, usa Batman”. ¡En términos generales!
El general anunció que la maquinita será parte de los nuevos implementos que usarán los carabineros, en un cinturón nuevo en que estará el Bolawrap, un spray de gas pimiento y, recién al final, la nueve milímetros.
Progresivo y “no letal”, se entiende la idea.
Funciona con un láser para apuntar el blanco, emplea unos cartuchos para impulsar la cuerda, hecha de kevlar.
Único problema: el bolawrap es como las bolas.
Wrap Tecnologies, el fabricante, viene vendiendo sus bolas desde 2020. Vender es una forma de decir, porque a lo que se ha dedicado es a ofertar la idea del Bolawrap, no la máquina misma. El objetivo es conseguir inversionistas para hacer subir las acciones, listadas en la bolsa Nasdaq y, eventualmente, clientes.
Pero nadie compra. Hasta ahora, Wrap Technologies puro gasta en promoción, sobre todo en agencias policiales de pueblos chicos del país del norte. Por lo visto, los sheriffs locales son más fáciles de convencer.
El único intento serio, con una policía de verdad, fue un programa piloto con la LAPD de Los Ángeles, California, conocida por sus abusos contra la población civil. Entrenaron a 8 mil agentes y desplegaron el Bolawrap con 1.100 en la calle, durante un año.
En todo ese tiempo, el coso funcionó exactamente una vez.
Los más de mil policías equipados con el dispositivo lo usaron en total seis veces. En cinco casos, no operó conforme a lo esperado e, incluso, en una ocasión, los funcionarios salieron para atrás: el sospechoso se les escapó… y se llevó la cuerda.
No es raro que Wrap Technologies informe de sensibles pérdidas en sus operaciones: en los primeros nueve meses de este año, 14 millones de dólares, dos millones más que el año pasado, cuando partieron.
La cosa no es barata. Cuesta 1.200 dólares y cobran 30 por cada cartucho. Un cálculo rápido -los números no mienten- muestra que el negocio, en el largo plazo, está en los cartuchos.
Pero como no sirven, ningún poli los usa. No sirve en interiores, si es que uno no quiere que la cuerda rebote y le pegue un latigazo al funcionario; en espacios abiertos, tampoco puede haber obstrucción alguna, so riesgo de lacear a un compañero; y, finalmente, el sospechoso revoltoso que se quiere inmovilizar, de algún modo, tiene estar perfectamente quieto en el momento en que le tiran la cuerda.
Por eso, los mismos fabricantes redujeron su uso recomendado contra “personas con problemas de salud mental”.
O sea, todo el invento vale bola.
Al menos, así lo ve el mercado.
La acción no sube. Cuando empezaron a promocionar el aparato llegó a más de 13 dólares la acción. Pero en la medida en que pasaron los meses, bajó y bajó a poco más de un dólar.
Curiosamente, el descenso más agudo coincidió con el anuncio, en septiembre de este año, de que una “agencia policial grande de Sudamérica” les había hecho un pedido. No informaron por cuánto, pero ya nos imaginamos quién es ¿verdad?
De hecho, ya muy tempranamente, en 2019, el distribuidor en Chile del Bolawrap, ECT Seguridades Spa, estuvo vendiendo el dispositivo a los pacos, al menos de acuerdo a los registros de lobby. Paralelamente, hacían los trámites ante la Dirección General de Movilización Nacional, para importar el Bolawrap. Quedó clasificado como sólo apto para uso militar o policial.
¿Quién gana con este derroche infantil, aparte de los gringos? ¿Quién está robando aquí?
Al menos, hay una noticia reconfortante.
No sabemos cuánto salió el contrato del Bolawrap que pagó Carabineros. Sí sabemos que es menos de 1,5 millones de dólares. Porque esa suma es la que paga otra policía -del “Medio Oriente”, de acuerdo a la escueta información de la compañía- y es el “mayor contrato en la historia de Wrap Techologies”. Algo es algo.
Veamos cuánto aguantan vendiendo bolas.