El gobierno chileno ha insistido en ataques a aquellos países que están enfrentados a Estados Unidos.
Ese le valió el calificativo de “perrito faldero” al presidente Boric.
Se trata de canes que se distinguen por su obsesión de hacer notar que tienen dueño.
Los perritos falderos obedecen a su amo: saltan y dan vueltas y sirven de diversión para su dueño y sus amigos. Siempre sabe que si hace un truco extra será bien recompensado. De vez en cuando, recibirá una patada, pero sabe, en su interior, que es por cariño, no es personal.
Boric se siente parte de ese bloque que encabeza Estados Unidos y que busca la democracia y la libertad. Junto a estos está Unión Europea, la OTAN, Japón, Australia, Corea del sur, entre otros, que conforman el mayor poder económico y militar del mundo.
Debemos hacer notar que son estos mismos países los que, bajo las banderas del capitalismo, han depredado los continentes, impuesto dictaduras y han matado a quienes intentan resistir a sus regímenes. Se arrogan ser los defensores de la democracia. Cuando algún gobierno discrepa o no sigue sus lineamientos, pasa a ser una dictadura o, a lo menos, un gobierno autoritario, aunque antes haya sido su aliado.
En las últimas décadas en América Latina han tratado de derrocar a gobiernos elegidos democráticamente, mediante asonadas golpistas, como en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Honduras y Haití. Si no les resulta, tratan de quebrarlos económicamente con sanciones, como en el caso de Cuba, Nicaragua o Venezuela.
Quizás basado en estos hechos, Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua, expresó su malestar en forma de acusación contra quien ve como testaferro de los yanquis, más aún cuando utilizaba el proscenio de las Naciones Unidas para denostarlo. Eso sucedió en septiembre: Boric exigió que libere a los presos políticos en Nicaragua. Un poco suelto de cuerpo, Ortega argüía que no sólo había presos políticos en Nicaragua, ¡y qué pasa en Chile! ¿Acaso los presos del levantamiento popular son presos imaginarios?
Bueno, el “verdugo del arbolito” ataca de nuevo para sacar dividendos frente a sus dueños. Esta vez criticó a Ortega porque en las elecciones municipales que realizó el oficialismo ganó en todas las comunas. También criticó que no hay libertad, justicia, ni democracia.
Quizás debiéramos recordarle al mismísimo Boric que las elecciones que se realizan en Chile están cooptadas por los partidos políticos que impiden que cualquiera que no sean ellos se acerque al poder. Y que por esa razón acá tampoco hay justicia, libertad o democracia. Quizás Ortega no sea el mejor exponente para decirlo, pero lo sostenemos nosotros.
El problema es que no es el primero que se da cuenta de las posiciones serviles de Boric. En nuestro continente es mirado como sumiso a Washington, junto a regímenes como Paraguay.
No hay que impresionarse si de vez en cuando lanza epítetos contra Venezuela, Nicaragua o a favor de Ucrania.
Ya sabemos a quién quiere agradar.