La ciudad donde nació Boric parece que no es tan idílica como lo trata de imponer con su “relato”, el mar, los arbolitos, su escuela, el frío, su vida plácida en un rincón del mundo. Parecería la panacea del progresismo, pero no es así.
Punta Arenas está ubicada junto al estrecho de Magallanes, alguna vez la ciudad se la conoció como Magallanes. Es allí donde se desarrollan luctuosos momentos para la clase trabajadora. La Federación Obrera de Magallanes impulsó la lucha clasista en las dos primeras décadas del siglo XX. Su alcance fue tal que no sólo representaba a los trabajadores del austro chileno, sino que, además, bajo su influencia se creó una sociedad obrera en la ciudad argentina de Río Gallegos.
Todo esto tuvo su fin cuando la burguesía a través de la “Liga Patriótica”, un grupo que reunía empleados fiscales, militares y esbirros de los empresarios de la zona, provocó a los trabajadores. Esto sirvió para que los militares atacaran su sede y mataran a cerca de 30 trabajadores. Luis Alberto Barrera, un profesor que luego sería director del Liceo de Hombres, fue acusado de antipatriota y de roto por los militares, por la simpatía que tenía con los trabajadores.
Varias décadas después, saldría de las aulas del Liceo de Hombres “Luis Alberto Barrera”, Marcelo Barrios. Un combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que sería asesinado en Valparaíso, por el mismo odio a la clase trabajadora.
En estos días, se le cortó el gas al Liceo de Hombres Luis Alberto Barrera, un plantel de enseñanza media para los hijos de los trabajadores magallánicos, al igual que otros colegios importantes de la ciudad. Quizás los que desconocen las condiciones climáticas de la ciudad, dirán que no importa mucho, que ya es casi verano, que se pongan más ropa para abrigarse. Pero no es así, pues sin calefacción no es posible hacer clases.
Ninguno de los alumnos de estos colegios y liceos ven como algo “romántico” subirse a los árboles de las avenidas, pasar frío, ni siquiera recorrer las calles de la ciudad, ni menos jactarse de los antepasados que emigraron allí, pues todos son descendientes de inmigrantes.
Quizás no sea tan importante dejar sin gas a los hijos de los trabajadores. El mismo Boric nunca afrontó esto, no sólo porque estudió en el Colegio Inglés, sino porque era parte de la burguesía de la ciudad. Su padre, un democratacristiano, era gerente de Enap.
Antes como ahora, los bemoles de la clase trabajadora y sus hijos, son sólo anécdotas para la burguesía. Para los que sufren, quedan grabados en la conciencia.
Como hemos dicho muchas veces, los políticos y la burguesía no son más que una lacra que usurpa la riqueza de la patria y de los trabajadores. No les importa el sufrimiento de los trabajadores, que se rompan la espalda día a día por mantenerlos en sus puestos de “prestigio”.
Pero lo que han venido haciendo a nuestros hijos, es otra cosa. El odio a los rotos y sus hijos sigue y se reproduce en la burguesía. Ellos no tienen ningún reparo, pues hace rato dejaron de tener conciencia de lo que hacen, de entregar raciones en mal estado, de que estudien con frío y de que aguanten como lo hacen sus “viejos”.
Quizás uno de esos niños masticará su rabia y seguirá los pasos de Marcelo.