Gran robo, montón de plata ¿qué no puede faltar en esta ecuación? Lo adivinó: paquitos. En este caso, una romántica pareja de bandoleros de verde.
No puede ser más tierna esta historia. No sólo compartían su afición por el uniforme, sino también, juntitos los dos, a lo Bonnie and Clyde, pero mucho, mucho menos glamorosos, Eduardo Aranda Bravo y Romina Marambio Vargas, de la 27ª Comisaría Aeropuerto, el gusto por el delito. Formaban parte de la banda criminal que realizó el llamado “nuevo robo del siglo”, en septiembre de 2017, cuando medio mundo celebraba las Fiestas Patrias.
Cayeron por lo mismo de siempre, uno de los imputados por el robo de los $16 mil millones los echó pa’ delante. Es que, entre narcos, ladrones, pacos y otros especímenes delincuenciales, los juramentos de lealtad no existen. Y así les fue.
Este martes pasado formalizaron a la parejita de pacos por su participación en el robo.
Los hechos se remontan a septiembre de 2017 cuando la banda de rateros asaltó la empresa de transporte de valores Esertval, ubicada en la comuna de Independencia.
El fiscal que lleva el caso, Marcelo Cabrera, los tiene acusados de asociación ilícita, robo en lugar no habitado, incendio sólo con daños y receptación de vehículos motorizados. Al paco Aranda le interceptaron comunicaciones telefónicas con uno de los imputados con el cual mantenía “nexos de amistad”.
La banda de 16 asaltantes -ahora 18- cayó uno a uno. Recién este mayo pasado, cayó el líder de los forajidos, Pablo Cordero, en un control policial en la Ruta 5 Norte, a la altura de Nogales, ocasión en que le encontraron en el auto que conducía $2 millones, cash.
El “nuevo robo el siglo” ocurrió en la medianoche del 19 de septiembre de 2017 cuando un grupo de sujetos llegó a la empresa Esertval, ubicada en Avenida Domingo Santa María, Independencia.
En medio del turno de noche, uno de los guardias de seguridad dejó su puesto de trabajo y su arma para ir a comprar… cigarrillos. Cuando volvía de las compras, fue interceptado por los “antisociales” que lo encañonaron para ingresar a las instalaciones de la empresa.
Una vez dentro, se tomaron su tiempo. En total estuvieron tres horas, desvalijando y llenando bolsitos con dinero, mientras otros, los sacaban en carros de supermercado. La investigación, que demoró años en encontrar a los miembros de la banda – en la que todos estaban coludidos: pacos, guardias y amigos- nunca dio con el destino del dinero.
¿Bahamas?