Mientras la Tohá y sus secuaces dirimen si los pacos tienen que andar con ametralladoras para “defenderse” y calculando cuánto costaría la gracia, en Chaitén los pobladores se tuvieron que tomar los ingresos a la comuna para exigir que alguien haga algo para que los ladrones que dejaron botadas las obras de su hospital no se salgan con las suya.
¿Para qué sirven las autoridades? Para nada. Cada día queda demostrado que no sirven para absolutamente nada, porque ante sus narices o con su complicidad, las empresas que “licitan” obras públicas dejan las construcciones tiradas cuando apenas llevan una parte de los trabajos avanzados.
El listado de las obras abandonadas es interminable: jardines infantiles, hospitales, escuelas, gimnasios, estadios municipales, consultorios, etc. etc. En todas ellas, han cortado cintas gobernadores, seremis, alcaldes, presidentes, consejeros regionales. Luego viene el negociado. Ingentes sumas despilfarradas en obras inconclusas. Las empresas se van con su billete, cambian de nombre y venga otra obra pública.
Entonces, no extraña que así, sin asco, sin vergüenza, para el 2022 el ministerio de Hacienda, el Boric y los mismos secuaces de siempre, no se arruguen en informarnos que para el próximo año en el presupuesto para la salud primaria -sí, allí donde nos dan las aspirinas- habrá un aumento de $100 por persona.
Por eso, y por todo, hoy en Chaitén también se cabrearon. Porque ya en septiembre pasado había venido el seremi de Salud, el gobernador regional Patricio Vallespín, el director del servicio de salud de Reloncaví y sus respectivas comitivas a poner paños fríos para darle tranquilidad a la gente de que las platas para los trabajadores de su hospital iban a estar, que no iban a dejar tiradas las obras. Todo fue mentira.
Hoy en la mañana, finalmente cabreados, reiteramos, se tomaron los accesos a la ciudad. Nadie entra o sale hasta que alguien de una respuesta. “Nosotros estamos luchando por nuestro hospital que vemos que está paralizada la obra. Queremos que continúe, que no se paralice, que no llegue otra empresa porque se formaría otra licitación y para eso pueden pasar tres o cuatro años. Es un beneficio para toda la provincia que esperamos hace muchos años”, señaló Andrés Suazo, vocero de la manifestación.
La empresa que dejó botadas las obras del hospital de Chaitén se llama Andes. Si usted busca quiénes son los dueños, difícilmente lo averiguará. Sí sabemos que a su haber ha tenido jugosos contratos de obras públicas, sobre todo en la octava región, y que en el rubro inmobiliario creció tras el negociado para la reconstrucción en el Biobío durante el gobierno de Piñera luego del terremoto de 2010.
Entonces, una vez más, ¿para qué sirven las autoridades? Usted y yo sabemos que para nada más que para engordar a costa de nuestro trabajo, de nuestros sacrificios, de las carencias de nuestros hijos, de la indigna vejez de nuestros viejos… por eso, por todo eso, hay que cambiarlo todo.