La joyita se llama Víctor Toro Leiva. Toro, democratacristiano de tomo y lomo, es ex alcalde de un pueblito llamado San Nicolás, en la región del Ñuble. El perla estafó a varias familias. Les cobraba $50 mil por un proyecto que ya estaba financiado.
La estafa de este gato de campo, ratero de poca monta, con cuello y corbata, ocurrió entre los años 2018 y 2019. En total fueron 170 familias las estafadas. O sea, sumando y restando, o más bien, multiplicando, el sinvergüenza se metió al bolsillo $8.5 millones.
Las platas, les dijo el alcalde, serían para un proyecto de agua potable rural. A los que no le querían pagar, los amenazaba con que entonces no serían beneficiados en el proyecto. Les contó el cuento de que las platas eran para las construcción de un pozo profundo y otras menudencias. Pero resulta que las obras ya tenían financiamiento, $195 millones fresquitos desde la Subdere.
El caso lo tiene ahora el Juzgado de Garantía de Chillán, que estableció 120 días para investigar y prohibió la salida del país para el joyita este. No vaya a ser, como resulta usual por estos días, que el ex edil se vaya a las Europas para evadir la justicia.
Lo curioso, o bueno, no tanto, porque de estos abundan en el Estado, es que Toro Leiva figura como funcionario en el Gobierno Regional con el cargo de Jefe de la División de Infraestructura y Transporte. ¿Será un premio a su trayectoria? Es lo más probable. Era casi un profesional.
Nota al pie: para aliñar su sonriente rostro en la foto oficial del organismo -el Gore- la descripción del honorable, reza: “Es oriundo de la comuna de San Nicolás, cuenta con 37 años de experiencia como servidor público (nótese el título nobiliario) y municipal. Se desempeñó como Director de Administración y Finanzas, Secretario y Administrador Municipal en las municipalidades de Ninhue, Antuco y San Nicolás. Fue alcalde de San Nicolás entre los años 1996 y 2021”.