El Banco Central lanzó un ruinoso mega-programa de 25 mil millones de dólares para estabilizar el dólar. Los especuladores ya están sacando cuentas del jugoso negocio que les depara el Estado que, para eso, sí tiene plata.
Fue un poco de drama, pero al final resultó, y con más drama aún. Primero, el ministro de Hacienda le echó la choreada al Banco Central -que él mismo presidió hasta hace pocos meses- exigiendo que metiera plata al mercado para bajar el dólar. Lo hizo en su conocido modo pasivo-agresivo: “sería bueno conocer el diagnóstico del Banco Central” por el alza del tipo de cambio, señaló.
La vocera de gobierno, Camila Vallejo, fue un poco más directa y exigió que el Banco Central adopte “medidas”. Creyó aplicar correctamente la minuta gubernamental, pero había metido la pata. El Banco Central es “autónomo”, no se le puede exigir nada, ni la hora. Sacrilegio.
Luego de algo de mansplaining del ministro Marcel, que la tonteó sin ninguna consideración -“hay ciertas autoridades que no están tan familiarizadas con los temas económicos”- Vallejo tuvo que pedir perdón ante el altar del Banco Central.
Todo esto es, por supuesto, puro teatro.
Todos los gobiernos le exigen cosas al Banco Central y este, en general, cumple. La razón de la ausencia de fricciones se debe, no a la subordinación del instituto emisor a las políticas del Ejecutivo, sino a la sumisión de ambos a los intereses del gran capital.
Y en protección de esos intereses el Banco Central anunció, el jueves en la noche, para que se notara un efecto el viernes y luego aprovechar el fin de semana para enfriar los ánimos, un paquete de 25 mil millones de dólares que va a destinar, hasta fines de septiembre, a vender dólares, con la esperanza de que, así baje su precio.
El plan es completamente irracional, aun si se aceptan los supuestos que aducen sus responsables.
Según la presidenta del Banco Central, Rossana Costa, “vemos que el tipo de cambio está reaccionando en gran medida a factores globales, pero que, sin duda, hay también elementos idiosincráticos locales en su comportamiento”, según declaró en una entrevista en “Diario Financiero”.
Aparte del bonito uso de la palabra “idiosincrático”, lo que Costa “ve”, en su distinción entre factores globales y locales, no hace ningún sentido. ¿Por qué el dólar está caro? Porque hay menos. Y hay menos porque el precio del cobre, predictor de las grandes recesiones mundiales, ha caído en picada: casi 20% en el año.
Ese factor que golpea a un país dependiente como Chile de manera concentrada y dura ¿es local o global?
La otra razón porque hay menos dólares, es porque los capitales salen de Chile -y por ende hay menos dólares y estos son más caros. Y esos salen porque es más ganancia y seguro tenerlos en los países ricos. Es el efecto de las alzas de la tasa de interés en Estados Unidos.
La cuenta corriente de la balanza de pagos, que mide esos movimientos, está en números rojos desde la última parte del gobierno de Piñera. En el primer trimestre el déficit fue de 5.535 millones de dólares, equivalente al 7% del PIB.
Este es el peor nivel desde la crisis mundial de 2008; de hecho, es peor. Sólo lo supera la baja de 1981, el antecedente inmediato del derrumbe económico de 1982.
De nuevo ¿eso es un “elemento idiosincrático” o un “factor global”?
Da la impresión de que la señora Costa, que ascendió al cargo luego de haberse desempeñado como miembro del Instituto Libertad y Desarrollo, fanático centro ideológico del pinochetismo, y como jefa de presupuestos de Piñera, en su primer gobierno, no se ha puesto a pensar seriamente en cómo operan los movimientos económicos mundiales.
No importa. Su tarea no es pensar, sino poner los recursos del Estado de Chile en beneficio de los capitales.
El plan de rescate, que involucra vender cash y títulos, hará delicias de los especuladores. Es muy posible que se provoque una baja en la cotización del dólar en los próximos días. Pero después subirá de nuevo.
El juego de la especulación no es que el dólar suba todo el tiempo, sino en zig-zag, en un constante vaivén de alzas y bajas, en los cuales los tiburones de las finanzas hacen su pasada.
Por lo pronto, este lunes, anótese. El Banco Central venderá 200 millones de dólares en efectivo, 500 millones en forwards (“te pago después al precio de hoy”), 300 millones en swaps (“tú me das pesos, yo te doy dólares, tu me pagas un interés dólares y yo a ti, en pesos”), 1.000 millones en pagarés del Banco Central, y así. Si no puede ese día, no importa, el martes, miércoles, jueves, todos los días hábiles será igual, hasta octubre.
Bonito ¿no? Si es capitalista, sí. Porque, para los demás, sopa de papas y tallarines.