Una calefacción limpia y sustentable. Eso querían las autoridades cuando impulsaron políticas públicas para terminar con el uso de la leña para calefaccionar. Estuvieron a pocos votos los señores parlamentarios para imponer, desde Santiago, la eliminación definitiva del uso de la leña.

Hoy, quienes creyeron en cambiarse a estas “limpias tecnologías”, están pagando el precio, una vez más, de la irresponsabilidad y la desidia de las autoridades. No hay pellets. Dicen que, como se ha exportado menos madera, por la crisis tras la pandemia y la recesión económica global, entones hay menos aserrín para hacer pellets. También dicen que es por lo del “conflicto en la Araucanía”. Mmmm, a más de alguien le gustaría esta última explicación, la más absurda, pero también la más útil para desviar la atención.

Lo cierto es que no hay. Y a eso, agreguemos que su precio se ha disparado hasta en un 30%. En el gobierno dan buenas explicaciones para una situación crítica porque, en el día a día, sin calefacción en el sur de Chile, la cosa no tiene gracia ni espacio para argumentos técnicos que tanto gustan a las autoridades.

El presidente Boric descarta de frentón que se puedan fijar los precios ante la inflación y el desabastecimiento. Como un mono porfiado repite el  dogma de que si se fijan los precios “entonces viene el mercado negro”. En tanto, durante su paso por Osorno, la vocera de gobierno, Camila Vallejo, llamó a la calma asegurando que no hay desabastecimiento.

“Hay stock, eso también es importante decirlo, para que el llamado a la calma nos permita a un consumo responsable y evitar acaparamiento”. Consumo responsable. Vaya uno a saber qué quiere decir con eso. Tal vez se refiere a que hay que prender la estufa sustentable sólo tres minutos antes de meterse a la cama bien abrigado.

Pero la ministra parece que no está bien informada. Desde la Asociación Chilena de Biomasa, que agrupa a los 15 productores de pellet que hay en el país, señalaron que el stock cayó un 18% por la falta de materia prima.

No le vendría mal a estas “autoridades” que llaman a mantener la calma y al “consumo responsable”, pegarse un plantón a las 7 de la mañana, con dos grados bajo cero, para comprar una bolsa, sólo una -porque las distribuidoras aplican un racionamiento de facto, que calefaccionará la casa sólo un día, sólo uno, en este invierno en que nuevamente cada uno corre a su suerte.