Esto sucedió en el marco de una cumbre paralela a la de las Américas, aunque en estricto rigor ésta era una cumbre y la de Las Américas, con suerte una reunión o un coffee break. Fue en la Cumbre de Medios de las Américas donde al vendepatria Luis Almagro se aguaron la fiesta. Fue de […]
Esto sucedió en el marco de una cumbre paralela a la de las Américas, aunque en estricto rigor ésta era una cumbre y la de Las Américas, con suerte una reunión o un coffee break. Fue en la Cumbre de Medios de las Américas donde al vendepatria Luis Almagro se aguaron la fiesta. Fue de exponente y salió de carnero, trasquilado.
Cuando el gusano este estaba en la testera dando cátedra de algún asunto sin importancia -porque seamos honestos nuevamente, ¿qué importancia puede tener lo que diga un funcionario de una cosa tan fea como la OEA?- irrumpió entre el público un activista de una organización llamada Partido para el Socialismo y la Liberación y le gritó, así a boca de jarro delante de toda la liberal y progresista asistencia humanitaria gringa.
“Luis Almagro, tenés sangre en tus manos. Por tus mentiras, hubo un golpe en Bolivia, un golpe contra un gobierno elegido democráticamente. Y esa dictadura que vos ayudaste a instalar masacró a 36 personas… Estados Unidos quería saquear los recursos, el litio, el oro, todos los recursos minerales, el gas de Bolivia. Ayudaste a instalar una dictadura que facilitaría ese saqueo”, gritó el intrépido asistente.
Mientras esto sucedía allá en el norte, más abajo del globo, cerca de esa hora o un poquito más temprano o más tarde, Jeanine Áñéz sufría un vahío mientras se desarrollaba el juicio en su contra y altos mandos militares por el golpe de estado de 2019. El casi desmayo obligo a detener los alegatos. Es casi ya un síndrome el Áñez, stress por exposición a la verdad, porque le da siempre cuando se le enrostran sus crímenes. Pero da un poco igual toda esta distracción. La sentencia por sedición y golpismo va a firme. Ahora es cosa de “rodear la presa” y fue. Derechito al calabozo.
Volvamos al norte, a la Cumbre de Medios (porque la otra, la de Las Américas, estaba media vacía, dijimos) … El agitador fue sacado amablemente del recinto, pero antes, mandó un par de cositas más al Almagro este: “Era un periodista que estaba mostrando las mentiras que vos decías y mostrando la verdad del golpe que vos orquestaste y lo golpearon en su departamento hasta matarlo. ¿Y ahora venís y nos das una clase sobre libertad de prensa?”
Se refería al periodista argentino Sebastián Moro, asesinado en “extrañas circunstancias” mientras reporteaba el golpe de Estado de Áñez en Bolivia en noviembre de 2019. Moro escribía para Página 12 y trabajaba en Prensa Rural y Radio Comunidad, la revista semanal y la emisora de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Y si seguimos siendo bien honestos, lo no lo pasó mejor Antony Blinken, secretario de Estado de Biden que también estaba en esta cumbre (la otra daría soponcio a esa hora) a quien le increparon el apoyo Ariel Henry, que gobierna sin parlamento en Haití; por los asesinatos de la periodista palestina -estadounidense Shireen Abu Akleh de la cadena Al Jazeera y del columnista del diario The Washington Post, Jamal Khashoggi en 2018. “¿Por qué Israel y Arabia Saudita no tienen que rendir cuentas por asesinar periodistas?” lo increpó una documentalista presente.
En fin, a quién se le ocurre ir a una Cumbre de Medios (de periodistas, prensa, conflictos, guerra en el mundo, cerco informativo, etc. etc. etc.) cuando la otra cumbre se cae a pedazos.