A 17 años de la desaparición de José Huenante, recién hoy la justicia ha aplicado “castigo” a uno de los pacos involucrados en el hecho. El castigo lo cumplirá, en libertad y es por el delito de falsificación de documento. Por una bomba de ruido, allá en Puerto Montt, todo el peso de la ley.
De la miserable condena solo se supo a través de lo que informó un medio local. Según la información del medio escrito, el Tercer Tribunal Militar de Valdivia condenó a 541 de presidio menor en su grado medio al ex cabo segundo, Antonio Vidal Cárdenas por adulterar el libro del recorrido -bitácora- del radiopatrulla en el que circulaban la noche que detuvieron a José.
Según informó el diario El Llanquihue de Puerto Montt, Vidal Cárdenas además fue sentenciado a una pena accesoria que consta de la suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo que dure la condena y a la pérdida del estado militar, como autor del delito consumado de falsedad de documento referente al servicio de Carabineros cometido el 3 de septiembre de 2005 en Puerto Montt.
Harta leguleyada para una vergüenza de investigación, de justicia, en el fondo pura impunidad. El maldito policía podrá cumplir su condena en libertad remitida.
José Huentante fue detenido, según testigos, el dia 3 de septiembre a las 2 de la madrugada, a metros de su casa, en la población Vicuña Mackena de Puerto Montt. Participaron en los hechos, tres pacos: Patricio Mena Hernández, Juan Ricardo Altamirano Figueroa y Antonio Vidal.
El fiscal a cargo de la investigación de la desaparición de José Patricio Llancamán, como gran cosa ha señalado que el fallo de la justicia militar será incorporado a la carpeta de investigación. ¿Cuál investigación?
Es importante recordar, en este aberrante caso de impunidad, que en 2015 estos criminales fueron reincorporados a las filas de la institución, en la Quinta Comisaría de Puerto Montt.
Una “bomba” de ruido en Puerto Montt
Hace una semana -el día miércoles 25 de mayo- frente a la Octava Comisaría de Fuerzas Especiales de Puerto Montt, explotó una bomba de ruido. Lo curioso del hecho es que desde ese día el Labocar, el OS9 y el Gope se pusieron de narices a investigar el hecho: una bomba de ruido.
Dos días después el gobierno, con harta prensa mediante, anunció la presentación de una querella contra quienes resulten responsables. “Nosotros no vamos a tolerar acciones violentas que ponen en peligro a las personas en nuestra región y en nuestro país” señaló furibunda Giovanna Moreira, la delegada.
Este lunes pasado se supo, dicen, que el atentado se lo atribuyó un grupo anarquista llamado Negra Venganza para recordar la desaparición de Huenante y de otros jóvenes mapuches asesinados y presos por el Estado.
No dejan de ser curiosos los recientes hechos en Puerto Montt. Aparece un atisbo de “inmoral” justicia por un caso enterrado en el indolente olvido y un tribunal, acoge a pito de muy poco, la férrea querella para castigar la instalación de una bomba de ruido, allá, en la lejana Puerto Montt, donde despareció hace 17 años un joven llamado José Huenante.