Al igual que los empresarios, el pueblo está siempre actualizándose en nuevos métodos, más eficientes y productivos. En México descubrieron que juntos, y con machete, podrían dar una lección a una empresa que les roba el agua desde hace una década. Aquí la historia.
Es la vida o la riqueza de unos pocos. Se habían entendido de lo más bien durante décadas. Pero hace tres días, llegaron en masa con machetes, palos y picotas, dispuestos a todo, porque les están robando el agua. La viña Casa Madero, tiene 400 años de antigüedad. Es la más grande de México y la más antigua del continente. Es de rancio abolengo.
Su gerente general, Brandon Milmo (vaya apellido), dice que en estos 400 años “nunca habían visto tal grado de violencia, nunca habían tenido problemas con los vecinos del pueblo”. Es que Milmo es un vampiro, ha recorrido siglos como observador de los acontecimientos en Parras.
Parras, así se llama el pueblo. Parras de la Fuente, en Coahuila, en el noreste de México, cuna del presidente de la revolución mexicana, Francisco Madero (es el del caballo blanco en la imagen de portada).
Parras es un oasis en el desierto y esto es literal. Sin duda que el pueblo se fundó al alero del trabajo agrícola en las viñas durante la colonia. Allí, en el desierto, estalla el verde de las viñas gracias a los benditos “ojos de agua” que fluyen desde la profundidad de la tierra.
El problema es que antes no había problemas, entonces todos vivían como hermanos. Eso cuenta la historia oficial de Casa Madero. Pero hace 10 años dejó de llover lo que ha llovido siempre y la gente tiene que seguir tomando agua, porque, al parecer, es fundamental para la vida. Además, la necesitan para mantener las chacritas que le dan de comer. Porque también, suponemos, el salario del trabajador no será para hacerse ricos, entonces tienen chacritas.
Pero suponemos que el patrón no entendió eso de que el trabajador tiene que tomar agua y regar la chacra y entonces cree que puede seguir ganando a manos llenas y que el agua, si escasea, le escaseará al resto. ¿Por qué le habría de faltar a ellos, si ellos tienen una viña tan antigua como el mundo y además, dan trabajo?
En fin. La cosa no es para darle más vueltas, porque vienen con eso de las mesas de trabajo y los papelógrafos y yo soy María Jesús, la facilitadora, y cuéntame tu problema y todo eso. Eso fue hace 10 años, cuando comenzó el problema.
Ahora, la poblada llegó con machetes, picos y palas.
Casa Madero, a través de su gerente, dice que ha propuesto medidas como la reforestación y la modernización de las redes de distribución “durante conversaciones con autoridades, grupos de la sociedad civil y otras empresas que tienen un uso intensivo de agua.”
“Estas aguas han irrigado nuestras vides durante siglos y si nos quitan el líquido por completo, perderemos la cosecha este año y morirá toda la viña”, señaló Milmo.
Pero la gente no entiende de ciertas cosas. ¿Comeremos árboles? No, no entienden. Entonces la hicieron simple y novedoso, ya no como hermanos. ¿Si tenemos machetes, y palas y pico, por qué entonces no, a nuestro modo? Y así fue.
El jueves pasado tomaron el toro por las astas y llegaron a romperles sus sistemas de riego. Los guardias de seguridad pusieron la cara y casi la vida. El plantón de la poblada duró 24 horas. Sólo se fueron cuando amenazaron con tirarles a los federales. Porque el régimen allí no se ha actualizado mucho en los métodos. Allá, como acá, tiran a sus bastardos.
Y sí, se fueron. Pero Milmo, aunque no duerme, porque es un vampiro, tampoco vive más tranquilo, porque esta historia no ha terminado. Al contrario, está recién empezando.
Ya saben, de vez en cuando y de cuando en vez, es necesario actualizar los métodos.
Fe de erratas: no encontramos fotos de la ocasión. Los trabajadores estaban más concentrados en “gestionar” los métodos que subir fotos a las redes sociales.