En los principales centros urbanos del país, miles de estudiantes secundarios marcharon nuevamente para exigir respuestas ahora, sobre las demandas por décadas postergadas. Le quieren seguir dando aspirinas a nuestros hijos Si no hay respuestas reales, la calle no se suelta.
Aunque tiren a sus sicarios, a sus pacos y sus guanacos. Aunque tiren palos y amedrenten el camino es sólo uno, la unidad y la lucha. En Valparaíso, Concepción y Santiago marcharon los valientes muchachos, las aguerridas muchachas. La convocatoria sólo crece.
La columna avanzó desde Plaza Dignidad por la Alameda hacia el metro Los Héroes. Eran miles pero solo de un bus quemado, oportunamente, hablaron los medios. Pero de los delincuentes, nuevamente amparados por los pacos en Estación Central, las autoridades no dijeron ni pío. Pero fuerte gritaron los chicos: “Al hijo del burgués, educación primero, al hijo del obrero, educación después”.
“Hay que ponerle un poco más de empeño, salimos a la calle nuevamente, la educación chilena no se vende, se siente”. Cantaron y saltaron con alegría y entusiasmo los estudiantes.
También los estudiantes de la universidad de Santiago apañaron la jornada de los niños y niñas secundarias y allí los recibieron con camotes a los pacos y sus carros blancos como la noche.
En Concepción, también salieron los estudiantes universitarios que se manifestaron por la indecente educación de mercado que les están dando. A la columna universitaria se sumaron en el camino los trabajadores subcontratados de Enap que aún mantienen su huelga.
Porque hemos dicho, como la marea, que retrocede pero también avanza, así va el pueblo, persistente y decidido para conquistar su victoria.