Vienen marchando, siguen sumando ¡vivan los secundarios! Hoy, de las aulas de distintos liceos públicos en Valdivia, los muchachos se sumaron a la marcha que se dirigía hacia el puente Pedro de Valdivia. Los esperaba la barricada. En Santiago, también.
Si ministro, cada día tienen su afán. Como puede ver, hoy no fueron menos, fueron más. Y así, como el oleaje con la luna, va lento, persistente, seguro, hasta que la luna está llena en su esplendor al centro de la noche.
Así alumbran los estudiantes. Pero no como la marea, aquí un paso más rápido, como la conciencia que se hace al fragor del movimiento, rápido, también seguro, con fuerza y convicción. Y siempre hacia adelante. Así son nuestros hijos e hijas, nuestros valientes muchachos.
Repetiremos el argumento. No más abusos de poder en los colegios, no más silencio de las autoridades, ni complicidad de la justicia con los acosadores de nuestras hijas. No más comedores sucios y comida indecente. No más ratones, ni colchones con larvas en nuestros internados, ni más frío en el invierno. Los liceos solo se abren para luchar mientras en los liceos no se pueda estudiar con dignidad. Si, y como no es mucho pedir, también queremos profesores.
Para que se vaya enterando señor ministro, hoy salieron del Liceo Armando Robles, del Instituto Gracia y Paz, del Liceo Santa María La Blanca y del Instituto Comercial. En el puente, a la barricada se sumaron los universitarios.
En Santiago, los estudiantes del Nacional le dieron trote nuevamente a los pacos, ahí, frente a la Moneda. Hasta los encararon frente a las cámaras porque andaban sin identificación. Los chicos son agallados, como las niñas del Carmela Carvajal que ayer hicieron saltos del torniquete. Cada día tiene su afán. ¿Ve, señor ministro? seremos millones y rodará su cabeza.
Nota al pie: al final de la jornada, llegó la Seremi y uno que otro oportunista, a ofrecer más de lo mismo -una reunión con el municipio, un nescafé con galletas y pa la casa- y los invitó a presentar denuncias ante la justicia. Sí, allí puede tomar un par de años o tal vez no suceda nada, se apuró en aclarar. Los jóvenes atendían como “quien ve llover en Dinamarca”.