Turquía ha dado un ultimátum a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, para que abandone la base de Incirlink, en un plazo de 15 días y al ejército norteamericano le ha prohibido estar en su territorio. Todo esto, debido al reconocimiento por parte de los Estados Unidos del genocidio armenio, entre otros problemas más.
En la primera guerra mundial, el Imperio Otomano formó parte de una coalición con los imperios Alemán y Austrohúngaro, además del Reino de Bulgaria contra la Entente (el pacto o acuerdo) de Francia, Inglaterra, Rusia y, al final, Estados Unidos. Al finalizar la guerra, cambiaron las fronteras, pues gran parte de estos imperios se fragmentaron y constituyeron nuevos países. En el caso Otomano, se redujo su territorio, para luego convertirse en Turquía.
Es en este ambiente de guerra, donde los Otomanos atacan al ejército Zarista, ruso, y son derrotados y compelidos a volver a sus tierras. Debían de buscar un “chivo expiatorio” y lo encontraron en los armenios, pues los culparon de la derrota y de ayudar a los rusos. Se impuso la Jihad contra los cristianos, en 1914, y comenzó la persecución de los armenios, primero dentro del ejército, luego hacia toda la población de esta etnia. La deportación y la muerte, eran el castigo por amenazar la seguridad del Imperio Otomano. En el curso de dos años, asesinarían a cerca de dos millones de armenios.
Basado en esta masacre, se acuña el término genocidio, el exterminio sistemático y deliberado de personas por motivos raciales, políticos o religiosos.
Después de cien años de este suceso histórico, Biden, presidente de Estados Unidos calificó como genocidio la masacre de armenios a manos turcas durante la primera guerra mundial. Y esto, no fue bien recibido por el presidente de Turquía, Recep Erdogan, quien califica a los hechos como producto de una guerra civil. Unos llegan tarde a la historia, los otros no reconocen la historia.
Todo esto tiene una complejidad mayúscula, pues recientemente Turquía luchó contra los armenios en Karabaj, apoyando a los azerbaiyanos. Quienes fueron culpados de querer hacer limpieza étnica.
Los problemas internos de Erdogan, hacen que cada cierto tiempo reniegue de sus aliados, pues desconfía de ellos. En este caso, los Estados Unidos lo excluyeron del programa de producción de los cazas F-35, donde iban a participar de los millones de dólares que significaba el contrato. Eso más el reconocimiento del genocidio armenio, hace que ponga el ultimátum a los norteamericanos, justamente en los momentos en que han fijado su salida definitiva de Afganistán y necesitan la base aérea de Incirlink, para el tránsito a Europa y Estados Unidos.
La bravuconada, es más para la galería, pues están acostumbrados a negociar, incluso su moralidad por mantenerse en el poder. A los Estados Unidos, le dificulta el actuar errático de Erdogan pero no implica que no siga siendo aliado en el medio oriente. Negociarán sobre los que mataron. Pasado el tiempo, otra vez se olvidarán de los asesinados. Como dijo otro reconocido genocida, Hitler: ¿Quién se acuerda del aniquilamiento de los armenios?