Botada a chora

Hace dos días nos leyó la cartilla. Que no aguantará que nadie le falte el respeto a sus pacos. Hoy, en tono melindroso ha salido a pedirle disculpas a la patronal argentina. “No volveré a decir Wallmapu, lo prometo”, surrurró bajito y avergonzada la ministra del Interior, Izkia Siches. Es botada a chora pa’ un lado, nomás.

1 de abril de 2022

Sus declaraciones de respaldo absoluto e irrestricto -como tanto les gusta decir- a Carabineros no sorprenden. Que no aguantarán que les toquen a los pacos, dijo mientras en las calles nuevamente el pueblo conmemoraba el día en que fueron asesinados -por esa misma institución maldita- los hermanos Vergara en plena dictadura. Ellos “no son la dictadura, pero son su mejor banda sonora”.

Hoy, ante un mohín molesto de los patrones argentinos por decir Wallmapu en vez de Araucanía, la ministra se arrastró como sabandija.

Los oligarcas trasandinos revisaron en Wikipedia y descubrieron un mapa en que el Wallmapu llegaba hasta el Atlántico. Claro, eso habría sido antes del exterminio de los pueblos indígenas del sur argentino en el siglo XIX, más o menos en la misma época de la “pacificación de la Araucanía”.

Hoy, para los fachos che, Wallmapu es un siniestro plan chileno para conquistar Argentina bajo el manto de los mapuches que viven al otro lado de la cordillera. Es la versión de allá de las conspiraciones de la ONU y del 5G en las vacunas, pero en clave racista. Para esa gentuza, los mapuche no existen en Argentina, “son todos chilenos”, dicen.

¿Viste?

Y la mismita que, en la interna, golpea la mesa y nos quiere leer la cartilla, anda toda suavecita en el exterior.

Algún contenido de los talleres “El Padrino: las 50 leyes del poder” -de los que es asidua alumna- no le han cuajado a la doctora Siches. O tal vez tanta selfie o bailoteo hippie la tiene desorientada.

Ministra, los cursos impartidos por el periodista Mirco Macari y el famosillo Alberto Mayol tratan de las 50 leyes del poder, de acuerdo a un capo mafioso de ficción, no de las 50 leyes del servilismo. ¡Tantas tardes a la sombra de un parrón en Peñalolén, tanto contenido de película para terminar pidiéndole perdón a una tropa de racistas en el vecino país! Tendría que reclamar devolución de matrícula, al menos.

Ni siquiera fue necesario que la molestia fuera oficial. Bastó un susurro para que temblara como un flan.

Pero, aquí en casa, la doctora cree que puede golpear la mesa.

Parece que a esta gente se le olvidó cómo llegó al Palacio de la Moneda. Se olvidaron que hubo un levantamiento popular que mostró los puños un 18 de octubre en 2019. Se les olvidó que su trato con el régimen en los baños del Congreso para una nueva Constitución sólo les estaba dando un poco de tiempo.  

Lo hemos dicho: tic, tac, corren las agujas del reloj.

La ministra haría bien en moderar el lenguaje, sobre todo aquí, en nuestro país.