Está en marcha la guerra en Ucrania, bombardeos y sabotajes a las repúblicas separatistas anticipan el posible paso del régimen ucraniano, que trata de involucrar en el conflicto a Rusia.
Los medios de comunicación occidentales se hacían eco de las palabras del presidente de Estados Unidos Biden, que cual pitoniso moderno ponía la fecha en que Rusia invadiría Ucrania. Todos los países que son parte de la OTAN cerraban filas basados en ese argumento, en un gesto “humanitario” enviaba donaciones de armamento letal a un país que cometió aberraciones en la guerra contra el Donbas.
Quizás muchos de esos países no recuerden que batallones ucranianos “nazis” enterraban vivos a milicianos, torturaban y desaparecían a personas por defender su tierra. Pero eso no importa, porque apoyan la causa de Estados Unidos contra los rusos.
El problema está instalado hoy en la frontera de Europa. Estados Unidos se transforma en un instigador de la guerra, pero no quiere intervenir frontalmente, para eso tiene a sus secuaces o aliados que tratan de socavar el poder y las fronteras de contención que fueran establecidas luego de finalizada la guerra fría. Los yanquis ven la oportunidad de darle un golpe fuerte a los rusos, de debilitarlos, y es mejor que lo hagan los propios ucranianos, envalentonados por las nuevas armas que les regalaron.
Tanto Europa, como Estados Unidos plantean que es un problema entre Ucrania y Rusia, y la decisión de una posible guerra descansa en la figura del presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, es decir, si alguien tiene que asumir la responsabilidad de la guerra, no será ningún mando político o militar del occidente, simplemente descansará en las ambiciones de alguien que quiere mostrar que es capaz ante sus amos.
Hace tres días comenzó el bombardeo masivo hacia el Donbas, Donest y Lugansk. El bombardeo a la población civil, a los servicios básicos, a la infraestructura económica, los sabotajes, el asesinato de los líderes de las repúblicas separatistas, solo son parte de una preparación para invadir los territorios de manera fulminante. Como una medida de protección a sus familias, ambas repúblicas llamaron a la población a desplazarse hacia Rusia, y es así como se han visto imágenes de miles de niños siendo transportados en buses para salvarlos de la guerra, atrás quedan los padres que han sido llamados a defender sus hogares y su tierra del invasor.
Algo que resulta dramático, es la alineación política de todos los medios de comunicación occidentales, que solo repiten las mismas frases y discursos que plantean que los rusos son los malos y occidente el bueno. Ocultan los bombardeos masivos y la génesis del conflicto, son una herramienta que ocupa Estados Unidos para avalar su conducta “moralista” de que en el mundo ellos son los buenos.
El inicio real de una guerra que puede ampliarse, dependerá de la ambición de los ucranianos y de la respuesta que den las repúblicas del Donbas. En una guerra que comenzó hace ocho años, ya no es que esté en juego la división de un país, sino una confrontación que se puede amplificar a otros países de Europa.