Siria: se abre un nuevo frente en la guerra mundial

Con un rápido y sorpresivo avance, fuerzas islamistas apoyadas por EE.UU. y por Turquía asaltaron la ciudad siria de Aleppo. La ofensiva ocurre en el mismo momento en que Israel debió frenar su ataque al Líbano, y Rusia rompe las líneas defensivas de Ucrania. Se trata de la apertura de un nuevo frente en la guerra imperialista mundial.

30 de noviembre de 2024

La ofensiva en contra de Aleppo es encabezada por la organización islamista Hayat Tahrir al-Sham, una de las múltiples mutaciones de Al-Qaeda, junto a otras formaciones que operan en el norte de Siria. En su avance, los islamistas capturaron decenas de localidades en la provincia de Aleppo y lograron entrar a la ciudad.

Según reportes, en la ofensiva se emplearon armas de fuego pesadas y drones, tanto de observación como de ataque. También se ha indicado que las distintas fuerzas estarían actuando bajo un mando unificado y que lograron aprovechar al máximo el factor sorpresa en contra de los contingentes del ejército sirio y milicias leales que defienden la provincia.

El sorpresivo ataque rompe un alto al fuego concordado en 2019, luego de que las fuerzas sirias, apoyadas por Rusia, lograran, tras un largo sitio, la expulsión de los islamistas de Aleppo.

Pero también significa la apertura de un nuevo frente en una guerra que se presenta como una sucesión de conflictos regionales cada vez más agudos, pero que significa, en los hechos, el proceso de una guerra mundial.

Por lo pronto, la ofensiva demuestra que no existen los llamados “conflictos congelados”, como se pensó en el caso de la guerra civil en Siria, pero también en el conflicto en el Donbas, en Ucrania, antes de la operación militar especial lanzada por Rusia.

Al revés, todo indica que esas hostilidades pueden ser rápidamente reactivadas siguiendo el derrotero de un enfrentamiento en varios frentes en el mundo.

El asalto a Aleppo coincide con la entrada en vigor de un cese al fuego en el Líbano. Los bombardeos indiscriminados y las acciones terroristas de Israel no lograron romper la resistencia de la milicia chiíta de Hizbollah en el sur del país. El intento de las fuerzas israelíes de ampliar su zona de control, terminó con un acuerdo que retrotrae las posiciones fijadas luego de la última fallida incursión israelí.

También ocurre en el mismo momento en que en Ucrania el sistemático avance ruso amenaza con destruir las últimas líneas de defensa ucranianas. El ataque con misiles estadounidenses en territorio ruso, orientado a desahogar a las tropas ucranianas en la región de Kursk, fue respondido con el lanzamiento de un misil hipersónico ruso en contra de la industria armamentista ucraniana en Dnepropetrovsk y el bombardeo de la infraestructura crítica del país.

En un cambio notorio de tono, el presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, ahora ofrece un cese al fuego en que, a cambio de “garantías de seguridad” de la OTAN, abandona la exigencia de la retirada rusa de territorio ucraniano.

Las coincidencias no terminan allí. La agudización sucede durante el período de interregno entre el fin de la administración Biden y la asunción del Donald Trump como presidente, fijada para el próximo 20 de enero. Según se informó, la Casa Blanca no consultó o recabó el consentimiento de Trump para su decisión de autorizar el uso de misiles estadounidenses en contra de blancos en territorio ruso.

La prensa estadounidense e israelí especula abiertamente con la hipótesis de que las acciones en el Líbano, Gaza, Ucrania, y ahora Siria, buscan crear un escenario de “hechos consumados” para forzar a la próxima administración a continuar con la escalada de los conflictos.

Sin embargo, esas suposiciones pasan por alto que no hay motivo para suponer que Trump se plantee un radical cambio en los objetivos imperialistas de Estados Unidos. Lo que sí, probablemente, será distinto, es la perspectiva o el cálculo táctico que le imprima a su administración.

El resurgimiento de la guerra en Siria habla de una prolongada preparación, en que ha debido intervenir Turquía, la principal vía de abastecimiento para lo que la prensa occidental llama “los grupos rebeldes”. También se ha informado de rastros que apuntan directamente a técnicas terroristas israelíes como los ataques explosivos empleando equipos de comunicación manipulados.

Los acontecimientos muestran lo que muchos no quieren reconocer: la guerra, cada vez más amplia y cruenta, se ha convertido en el principal escenario de la lucha mundial por mercados y recursos, y en la vía más tenebrosa por la que transita la crisis general del capital.