La Federación Nacional Trabajadores de Walmart, la cadena de supermercados gringa, inició este miércoles su huelga legal. La empresa respondió con un lock-out: cerró 75 locales.
La federación reúne a más de 13 mil afiliados, un tercio de los 36 mil empleados de la empresa que opera los supermercados Líder, A Cuenta y Central Mayorista. La huelga se declaró porque la última oferta de la empresa en el proceso de negociación colectiva les niega todo incremento de salarios e, incluso, el reajuste por IPC.
En suma, Walmart quiere que los trabajadores terminen peor que con el contrato colectivo vigente.
Los dirigentes saben qué hay detrás de esa actitud: quieren debilitar a la organización sindical más grande y tratar con pequeños sindicatos en cada tienda que pueden ser controlados con mayor facilidad.
Otro punto de la pelea es el afán de Walmart, que viene de hace tiempo, de imponer más tareas a los trabajadores por el mismo sueldo o uno inferior como en este caso. Trabajador “omnicanal” es el nombre elegante que pusieron los gringos -o sus suches chilenos- a su propio vampirismo.
Chupasangres, pues.
La empresa respondió con un lock-out, el cierre temporal de 75 tiendas en el país; una represalia que demuestra que la pelea no será fácil.
La consigna es clara. Apoye a las muchachas y muchachos del súper con una palabra de aliento, unas monedas y, sobre todo, no vaya, por mientras, de compras al Líder o a los otros negocios de Walmart. Y cuando los vea con sus pancartas y banderas en la calle, con el frío y todo, nunca, nunca, cruce la línea, no entre a la tienda, aunque otros lo hagan.
Es lo mínimo que se puede hacer para ayudar a los que están dado la pelea.