Ocupar, fortificar, parcelar, rematar, colonizar, asesinar y encarcelar: son los verbos que describen la relación entre el estado de Chile y el pueblo mapuche. Desde el nacimiento del primero se configuró un antagonismo irreconciliable entre las expresiones de un pueblo de raigambre comunitaria con el incipiente estado capitalista dependiente.
Luchar por la tierra es luchar por todo y todos
Estas contradicciones han seguido presentes por más de 200 años, que coinciden con la ejemplificadora gesta de este pueblo indómito en su concepción de lucha y resistencia contra el aniquilamiento social, cultural y político.
Si actualizamos el escenario político y lo observamos en sus elementos más específicos, tenemos un gobierno servil y entregado a la burguesía, como expresión de un régimen debilitado. Un gobierno con incapacidad de dotarse de herramientas políticas para mediar o apaciguar algún conflicto. Sólo le queda el recurso de la represión y elegir a sus aliados y comparsas entre los organismos de seguridad y el empresariado como anillos de protección. Esa lógica se ejemplifica en el salvataje sin decoro al actual director general de carabineros Ricardo Yáñez, quien está siendo investigado por crímenes cometidos por la policía en el levantamiento popular del 2019. Además de lo que usted ya conoció en un reportaje anterior de revolución sobre las reuniones “secretas” entre insignes ministros del gobierno y rancios empresarios ligados a los negocios de las AFP, salmoneras, Litio, etc.
No son conversos, ni traidores, son la manifestación genuina de un régimen en crisis.
En el caso de los weichafe mapuche presos, no es sólo la cárcel el destino que el gobierno espera para suspender el accionar del pueblo mapuche. El objetivo es aniquilar su capacidad política y combativa, disminuir su convocatoria e identificación de la lucha mapuche con las luchas del conjunto del pueblo y que esto se pueda traducir en un significativo y amplio apoyo popular y, ciertamente, la suma de nuevos y renovados procesos de recuperación de tierras y control territorial.
Una estrategia utilizada contra los presos y militantes mapuches es similar a la ocupada en otros procesos de luchas de liberación nacional como el del pueblo vasco, donde después de 34 años, hasta el 2023, cesó la política de dispersión contra los presos de ETA en el País Vasco, que consistía en mantener en distintos penales de España, lo más alejado posible de sus familias, a los presos, con tal de debilitarlos política e ideológicamente. Esto ha ocurrido ya en los penales donde están encarcelados los comuneros Mapuche en las ciudades de Valdivia, Temuco, Collipulli, Angol, Concepción, Lebu, etc.
La situación en que se encuentran los 15 presos políticos mapuche de la CAM que entraron en huelga de hambre en los penales de Temuco y Concepción, es deplorable. Estos son Nicolás Alcaman, Oscar Cañupan Calfin, Axel Campos, Esteban Enríquez, Bastián Llaitul Vergara, Roberto Garling, José Lienqueo, Ernesto Llaitul Pezoa, Héctor Llaitul Carrillanca, Ricardo Reinao, Daniel Canio Tralcal, Pelantaro Llaitul Pezoa, Jorge Canuipil Coña, Carlos Mardones, Luis Menares Chanilao.
A pesar de la prolongación de la huelga, la actitud del gobierno ha sido de completa indolencia.
Finalmente, los comuneros y familiares hacen un llamado y convocan a las distintas expresiones organizativas del pueblo a acompañar, apoyar y enfrentar decididamente a los enemigos declarados del pueblo mapuche y de todos aquellos que se enfrenten al régimen.
Confiamos en que una parte de esta lucha habita en cada persona y movilizará a los hombres y mujeres nobles de esta tierra a recuperarla.