Casa de huifas

¡Tan progre-liberal iban a ser ahora! El gobierno, a falta de una orientación política diferente a Piñera, prometía, al menos, un estilo más delicado o postgraduado. ¡Las pinzas! Luego de que de la alianza secreta son SQM saliera del clóset, ahora los pillan a todos, chanchitos, con las salmoneras, acaso los capitales más cochinos de Chile, después de las AFP. Pero con esas también se juntaron en secreto.

Primero salió la comida entre el ministro de Economía, Nicolás Grau, y su colega de Medio Ambiente, Maisa Rojas, con los potentados de las salmoneras en el departamento del ultra súper muy corrupto operador UDI Pablo Zalaquett.

Una persona decente declina esas invitaciones. No vaya a ser que después uno quede emporcado.

La noticia fue filtrada -por alguien interesado, por supuesto, quizás alguien que no fue invitado- al sitio Ciper Chile. Justo está en la agenda la Ley de Pesca que el gobierno va a presentar, las zonas protegidas para las salmoneras y un proyecto para “acelerar permisos” ambientales.

El ministro Grau justificó el encuentro clandestino con que sólo se hablaron “generalidades”.

Ahora, Ciper retruca que el apartamento de Zalaquett sirvió para otros encuentros íntimos, del canciller, el PPD Alberto van Klaveren, quien no se acuerda quiénes fueron los comensales; de la ministra del Interior, la también PPD Carolina Tohá, quién protegió los nombres de sus interlocutores, pero aseguró que se habló de política y de “algunos temas asociados a la estrategia de seguridad en La Araucanía y también el diagnóstico sobre la capacidad estatal para enfrentar los desafíos de seguridad y las medidas que está tomando el gobierno para enfrentar dicho tema”; la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, del Partido Comunista, quien estuvo con “empresarios” y “ejecutivos de dos AFP”.

Alguien diría que ese tipo de tratativas deberían quedar registradas según la plataforma de la ley del lobby, que para eso se hizo. Pero el gobierno prefiere mantener el secreto. Su vocera, Camila Vallejo, señaló que las normas sólo obligan “a registrar las reuniones que tienen por finalidad obtener una decisión de parte de la autoridad”. Y en todos estos casos, sólo se hablaron “generalidades”, explicó la ministra.

Pero la ley, bastaría leerla, también contiene “generalidades”, como cuando prescribe que también se regulan “el diseño, implementación y evaluación de políticas, planes y programas” de los organismos del Estado. Más general, imposible.

Pero la ley del lobby es lo de menos.

Y dejémonos de cuentos. Si ya somos grandes.

El hecho concreto es que el gobierno sostiene reuniones clandestinas para hablar de los negocios que afectan a ciertos grupos económicos; su contenido lo mantienen en secreto incluso después de que los pillan.

Y, los más importante: después esos mismos grupos económicos obtienen exactamente las decisiones de parte de la autoridad que piden.

Eso, que al final les hagan caso a esos intereses mientras engañan con discursos manidos a la población, eso es el problema.