Desde antes de su detención y posterior prisión preventiva de más de un año, se comenzó a tratar a los comuneros Ernesto Llaitul, Esteban Henríquez, Nicolás Alcaman y Ricardo Reinao como enemigos del Estado. Eso ha sido más visible en los días del juicio, en que se les ha negado ciertas garantías procesales, se les ha deshumanizado en cada relato y se les han quitado, incluso, el derecho a la presunción de inocencia.
¿Qué significa que los comuneros sean tratados como “enemigos”?
Significa que el proceso se está llevando a cabo por medio de una rama del derecho penal llamada derecho penal del enemigo, que estudia al autor de un delito desde una perspectiva hostil por considerarlo como un peligro para la sociedad. Es un concepto creado por el alemán Günther Jakobs, quien sostuvo que para efectos penales, no todos los ciudadanos deben ser considerados personas, ya que existen otros individuos que merecen la calificación de enemigos.
Pero los comuneros, a pesar de lo que se plantea, son personas. Personas arraigadas a su tierra, con familia y trabajo. Con vida, problemas y enfermedades, igual que cada uno de nosotros. Lo que les diferencia del resto, es que ellos, además, son movidos por la convicción de estar en una lucha justa. También como muchos de nosotros.
Sus familiares, teniendo en cuenta la burda demonización y deshumanización vivida durante todo el proceso, quisieron contar a Revolución quienes son las personas detrás de la acusación. Descripciones que reproducimos a continuación.
Ernesto Lincoyan (roble blanco) Llaitul Pezoa. 27 años de edad. Siempre fue un destacado estudiante y deportista. Hijo de Héctor y Pamela, ambos luchadores en contra de la dictadura militar.
Ernesto estudió primero Derecho (UCSC) y luego Sociología (UDEC) hasta cuarto año. Carrera que no pudo terminar debido a la persecución política, al estar privado de libertad en las cárceles de Mulchén y y El Manzano en el marco del montaje policial conocido como operación Huracán. Desde pequeño, ha cumplido con distintos roles dentro de la espiritualidad mapuche, como llankan y curiche de machi. El rol de weichave es también un rol, heredado espiritualmente. Es compañero, proveedor y padre de dos niños y una niña…
Esteban, de 24 años, es padre de una niña, perteneciente al Lof Pidenco, en la comuna de Lumaco. Destaca desde su infancia por participar en torneos de ajedrez, y al finalizar sus estudios de enseñanza media comienza de inmediato a trabajar para dar sustento a su familia.
Si bien Esteban es trabajador independiente con estudios de electricidad y estructuras metálicas, se dedica a trabajos de agricultura dentro de su comunidad, así como apoyando a otras en distintos territorios. Es cabeza de familia dentro de su Lof donde cumple funciones tanto productivas como espirituales-ceremoniales como Kona.
“El rol del kona es fortalecer el espíritu de la machi en las ceremonias de nguillatún, machitun, palin y también en mütrün pülli, el kona es una fuerza fundamental para la machi con sus ababán y su wiño, permite que la machi tenga la fuerza suficiente para acceder a la llegada de sus pulonko”
Nicolás, de 25 años hermano, sobrino y nieto, proviene de una familia de origen mapuche de la comuna de Lumaco, participa apoyando trabajos agrícolas de distintas comunidades, así como Kona en trabajos productivos y espirituales-ceremoniales dentro de su comunidad el Lof Pidenco
Ricardo Delgado Reinao, preso político mapuche, perseguido y apresado por el Estado Chileno, considerado de “alto riesgo para la sociedad” por sus raíces y convicciones. Sin embargo, siempre ha sido una persona preocupada, honesta, pendiente de su madre, abuela y familia. Un gran amigo, que está para quienes lo necesitan, escuchando, apoyando y tirando para arriba con su alegría, carisma y comprensión. de profesión trabajador social, que ejercía su trabajo en el Cecosf de Tirúa, atendiendo a las comunidades, presentándose como un profesional muy humano con las personas. Fiel a sus ideales, apegado a sus creencias ancestrales y a su pueblo-nación mapuche, atento a las necesidades de su comunidad y de quienes lo rodean, no es un peligro para la sociedad, jamás lo ha sido y lo será. Es un joven luchador y que ha salido adelante comprometido con su gente, cuidando a la ñuke mapu y todo lo que ella nos entrega.
Como pudieron leer, los comuneros también son personas de carne y hueso . Personas que –desde antes de ser detenidos- son tratados como “enemigos” por pertenecer a la CAM o por poseer un apellido. Todos son mostrados en todo momento como culpables, es decir, no gozan de la presunción de inocencia y también, en todo momento, se les quita la categoría de seres humanos al ser considerados como un peligro para la sociedad. No olvidemos que fueron mantenidos engrillados de manos y pies por 15 días de juicio y que a pesar de que el tribunal de Los Ángeles autorizó el cambio de cautelar de prisión preventiva a arresto domiciliario –en dos oportunidades– la fiscalía apeló, y continuaron en prisión preventiva, lejos de sus lugares de arraigo.
No dudemos entonces, que si esto se ha aplicando a vista y paciencia de todos con el pueblo mapuche, también va a ser aplicado para todo el pueblo organizado que lucha por sus derechos. Como es el caso de todos los presos políticos existentes en nuestro país.