Con lluvia o sin lluvia, el show debe continuar

Transformándose en un déjà vu, como dicen los franceses, por segunda vez en la historia leen la declaración con la que la cámara de diputados abría la puerta al golpe de Estado. No importaba la lluvia torrencial que caía y los afectados, ellos debían hacer su show.

31 de agosto de 2023

Cincuenta años después desde el hemiciclo de la cámara de diputados reivindicaron directamente el golpe de Estado contra el presidente de la república Salvador Allende. En esa declaración hecha en 1973 las fuerzas contrarias al gobierno popular, el partido democratacristiano y el partido nacional, trataban de dar legitimidad a una serie de hechos que venían ocurriendo desde antes de la instauración de Allende como presidente y mediante argucias leguleyas vislumbraban como justa una intervención militar.

Lo mismo que en ese entonces, ahora florecen en el legislativo facciones políticas que dicen representar al pueblo, pero que en definitiva solo resguardan sus intereses de clase. Creen que mediante el discurso y la negociación política pueden equilibrar el orden que ellos mismos instauran, pero que no respetan porque es su naturaleza no hacerlo. Como ya conocemos en ese lugar se encuentra una horda de delincuentes de toda laya, aprovechadores, estafadores e incluso algunos que parece ser tienen trastornos mentales. Tanto los que apoyan el llamado como los contrarios, solo hacen el show para los medios de comunicación, unos demostrando que pueden hacer lo que quieran y los otros, amenazando conque saben quienes son.

Mucha de esta pantomima se debe a la falta de justicia. Esta fue negociada en los noventa con el fin mantener una transición tranquila a la democracia, se dejó impune a la mayoría de los crímenes de la dictadura, pero pudieron llegar los partidos políticos libremente al gobierno.

Hoy no estamos ad portas de un golpe de Estado, ni mucho menos, pero queda en evidencia el distanciamiento tanto de los partidos políticos como de todo el régimen hacia el pueblo.

Ya no tienen la misma fuerza que tenían hace cincuenta años, menos que tenían hace treinta años. Son solo un grupo que dirige el país basado en sus propias leyes y las personas solo son mudos espectadores de lo que hacen. El problema es que deben mantenerse haciendo estas puestas en escena y saliendo en los medios de comunicación, pues si no, se les acaba el “el trabajo”.